Autores de la nota
Andrés Pachón: Abogado investigador, magíster en Derecho Público con experiencia en litigio estratégico. Medio ambiente, derechos y desarrollo. Twitter: @AndresPachonTor
Liliana cediel: Bióloga, Especialista en Gerencia de Proyectos, Guía Profesional de Turismo, Activista ambiental en Magma Movimiento Ambiental. Twitter: @liilibertad
La subestación de guardacostas y radar que empezó a construir la Armada colombiana en el Parque Nacional Natural Isla de Gorgona pone en grave riesgo la biodiversidad en las 61 mil ha de vida marítima y terrestre. Aunque ya fue aprobada por la ANLA, la autoridad ambiental, el Tribunal de Bogotá acaba de suspender las obras en forma provisional mientras se cumple el trámite de consulta a las comunidades afectadas.
La base militar cuenta con el respaldo financiero de la Oficina Internacional de Asuntos Antinarcóticos y Procuración de Justicia de Estados Unidos, en momentos en que el Pentágono ha lanzado una ofensiva de control sobre el Pacífico oriental, como parte de la Estrategia Global Indo-Pacífico, considerada de alta prioridad para contener a China.
Colombia megadiversa
Colombia es una nación megadiversa, estratégicamente ubicada en el noroeste de Sudamérica, y abarca una amplia gama de ecosistemas gracias a su posición intertropical y su compleja geografía. Es la singularidad geográfica lo que explica la exuberante biodiversidad colombiana, que la posiciona como el cuarto país más biodiverso del mundo.
La cordillera de los Andes, así como sus costas sobre el Pacífico y el Caribe, hacen de Colombia un país biogeográficamente privilegiado, con una rica representación de las regiones Andina, Amazónica, Orinoquía, Caribe y Pacífica.
Según los datos del SIBColombia, Colombia ocupa el primer lugar en diversidad de aves, orquídeas y mariposas, el segundo en variedad de anfibios, peces dulceacuícolas, palmas y murciélagos y el sexto en variedad de mamíferos. Se destaca la alta diversidad de ecosistemas marinos, como los arrecifes coralinos del Pacífico y el Caribe.
La biodiversidad colombiana y la rica variedad de paisajes y ecosistemas ofrecen un sinfín de oportunidades para la investigación científica, la producción, el turismo sostenible y la conservación. Sin embargo, esta riqueza natural se encuentra amenazada por diversos factores, como la deforestación, la gran minería trasnacional, la pérdida de hábitat y la presión que ejerce Estados Unidos sobre áreas como la Isla de Gorgona y la Amazonia, amenazando los ecosistemas y la cultura.
Gorgona fue un campo de concentración
Gorgona es una isla situada en el Pacífico Sur del litoral colombiano y pertenece al municipio de Guapi en el departamento del Cauca.
Gorgona fue transformada en cárcel por el presidente Alberto Lleras Camargo en febrero de 1960. Funcionó por 25 años como un campo de concentración por las condiciones tan inhumanas en que vivían los reclusos. La misma Isla de Gorgona sufrió impactos ambientales graves, como la deforestación y la invasión de especies domésticas.
Cecilia Castillo de Robledo, a la cabeza de un equipo abnegado de colaboradores, con paciencia inquebrantable y desafiando todas las adversidades, logró transformar en sólo diez años la isla prisión de Gorgona en un parque ecológico, reconocido por la Unión de Conservación de la Naturaleza como uno de los lugares más conservados del mundo .
Conocida por los prisioneros como «Mamá Ceci», doña Cecilia consiguió atraer la atención de periodistas y autoridades sobre las terribles condiciones del lugar. Finalmente, tras años de gestiones y peticiones, logró ver cómo el congreso aprobaba por unanimidad una ley, sancionada por el presidente Belisario Betancur. En noviembre de 1983 la isla Gorgona fue declarada como área protegida en la categoría de Parque Nacional Natural, que incluía el territorio insular y el área marina.
Hoy, la Isla de Gorgona es un tesoro de biodiversidad. Las ballenas jorobadas la eligen para dar a luz y criar a sus ballenatos, mientras que orcas, cachalotes, lobos marinos, pingüinos y una multitud de aves, reptiles, peces, anfibios y moluscos habitan sus aguas y tierras. Es hogar de delfines, tortugas marinas y muchas especies endémicas, como el lagarto azul y los monos capuchinos. Con 61.000 hectáreas de vida marina y terrestre, la Isla de Gorgona se ha convertido en un epicentro de investigación científica, proporcionando información invaluable debido a su integridad ecológica, lo que la ha catapultado como la Isla Ciencia de Colombia, en un país donde históricamente la inversión en ciencia ha sido escasa. Además, la Isla de Gorgona posee un gran potencial ecoturístico.
De Parque Nacional a base guardacostas
Juan Manuel Santos le ordenó a la Armada adelantar el proyecto para construir una subestación de guardacostas con financiación de la embajada de Estados Unidos.
El 3 de diciembre de 2015 la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, ANLA, inició el trámite administrativo de la licencia ambiental solicitado por el Ministerio de Defensa.
De manera exprés, a los 29 días, la ANLA aprobó la licencia ambiental. Mediante la Resolución 1730 de 2015, se otorgó licencia ambiental para el proyecto de Construcción, Operación, Abandono y Restauración de la Estación de Guardacostas en la Isla Gorgona y Obras Complementarias, cuya fase de preconstrucción estaba prevista para comenzar en diciembre de 2022.
Tiempo después, el Comité Científico del PNN Gorgona, la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, la comunidad de Guapi y un gran parte de la sociedad civil se pronunciaron en contra, pues no se había garantizado la participación real y efectiva de las comunidades involucradas.
El proyecto, promovido también por la administración de Iván Duque, se justifica bajo la idea de contribuir a la seguridad nacional, combatiendo actividades ilegales como la pesca, el narcotráfico, el uso inadecuado de recursos naturales y la contaminación marítima. Como en una pesadilla recurrente, el gobierno del presidente Petro siguió intentando convertir la Isla de Gorgona en un inmenso radar y base naval de operaciones militares ofensivas, con una amplia injerencia del Comando Sur estadounidense, dado que el proyecto cuenta con el respaldo financiero de la Oficina Internacional de Asuntos Antinarcóticos y Procuración de Justicia de Estados Unidos y son reconocidos los intereses geopolíticos que tiene la superpotencia sobre el Litoral Lacífico colombiano.
Las obras han sido suspendidas temporalmente por el Tribunal de Bogotá. pero, dada la cercanía del actual gobierno con la alta dirigencia de Estados Unidos, evidenciada en reuniones con la CIA, la DEA, el Comando Sur, Usaid, Biden y Antony Blinken, entre otros, es necesario ejercer una gran presión ciudadana y movilizar la opinión pública para impedir que se concrete otro atentado contra los derechos colectivos, el patrimonio natural y la soberanía de nuestro territorio.
El proyecto militar en la Isla de Gorgona podría alterar irreversiblemente la vocación del parque como área de conservación. Según el Comité Científico de la Isla, la operación de una subestación de guardacostas en Gorgona pondría en riesgo más de cien especies animales, muchas de ellas endémicas. Especies como las ballenas jorobadas, que visitan la isla para dar a luz a sus crías, se verían gravemente afectadas.
Defender a la Isla de Gorgona es más que proteger un parque natural y toda su riqueza natural, es una cuestión de soberanía. La conservación de la biodiversidad terrestre y marina de la isla, así como el desarrollo del ecoturismo en la región, deben ser prioridades nacionales, que se adelanten de manera independiente y sin la intromisión de intereses extranjeros.
La sociedad civil ha jugado un papel determinante en la defensa de la Isla de Gorgona. El Comité Salvemos Gorgona, el Círculo de Pensamiento Ambiental de Cali, el Comité Científico, investigadores, buzos, empresarios del ecoturismo de la región, los consejos comunitarios afros y los indígenas, ambientalistas y la ciudadanía en general han adelantado una campaña ciudadana muy importante que hoy tiene paralizado el proyecto gracias a una tutela que protegió el derecho a la consulta previa de las comunidades étnicas.
No obstante, la amenaza continúa. Pues el gobierno Petro, lejos de suspender el proyecto, ha negado el acceso a la información desconociendo incluso el Acuerdo Escazú.
La ciudadanía debe tener la energía para hacer frente a la responsabilidad de proteger, defender y cuidar el patrimonio ambiental que le pertenece.
De nada sirve si la inmensa riqueza natural en biodiversidad representada en ecosistemas, flora, fauna y cultura termina controlada por potencias extranjeras que no están pensando en proteger el medio ambiente sino en satisfacer sus intereses y lograr posiciones estratégicas en el campo militar.