El TLC con EE. UU: 13 años después, más déficit y menos industria para Colombia

May 22, 2025Economía, Temas

Director de Investigaciones de Cedetrabajo Economista. Especialista en Gerencia Financiera Internacional.
El TLC con EE. UU convirtió el superávit comercial de Colombia en un déficit estructural y no logró transformar su matriz exportadora

El Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos cumplió 13 años. Lejos de impulsar el crecimiento de las exportaciones, Colombia pasó de registrar un superávit comercial a mantener un déficit persistente. La industria se debilitó, el empleo disminuyó y la renegociación anunciada por el Gobierno de Petro no se concretó.

Desde la puesta en marcha del TLC con EE. UU, el panorama comercial cambió drásticamente. Entre 2000 y 2012, Colombia mantenía un superávit promedio de 3.700 millones de dólares anuales con EE. UU.; sin embargo, desde la implementación del acuerdo, ese superávit se transformó en un déficit promedio de 1.500 millones de dólares.

El propio Gobierno Nacional ha reconocido públicamente los efectos negativos del acuerdo sobre la producción nacional y el empleo. Según estimaciones oficiales, por cada 1 % de aumento en las importaciones, el empleo se reduce en un 0,3 %.

De acuerdo con el último informe del Ministerio de Comercio sobre el TLC, se ha registrado un aumento de los productos clasificados como “en retirada” o “oportunidades perdidas”, lo que evidencia una debilidad estructural para sostener o ampliar la presencia de la oferta nacional en el mercado estadounidense.

Exportaciones colombianas a EE. UU.: flores, petróleo y café como productos sin valor agregado.

Exportaciones sin valor agregado: petróleo, café, oro y flores

Una de las consecuencias más visibles del TLC con EE. UU  ha sido la profundización de la reprimarización de nuestra economía. Actualmente, la mayor parte de las exportaciones colombianas consiste en materias primas y productos básicos con escaso valor agregado. Cerca del 80 % de lo que se vende a Estados Unidos corresponde a petróleo y sus derivados, oro, café y flores.

Contrario a las expectativas iniciales, el tratado no transformó esta estructura productiva. Por el contrario, consolidó una tendencia que ya venía marcando el rumbo del comercio exterior colombiano desde décadas atrás: aumentar el volumen exportado sin avanzar en la diversificación o sofisticación de la oferta.

Las exportaciones manufactureras tienen una participación marginal dentro de la canasta exportadora y se concentran en unos pocos productos. Esta situación impacta directamente el desarrollo del país, ya que limita la generación de empleo de calidad y el fortalecimiento de sectores con potencial para la innovación y el crecimiento económico sostenible.

Contenedores de exportación con una flecha roja descendente que representa la caída del comercio colombiano con EE. UU.

Caída de la participación colombiana en el mercado estadounidense

Aunque el objetivo declarado del TLC era ampliar la presencia de Colombia en el mercado de Estados Unidos, en la práctica ha ocurrido lo contrario. Desde la entrada en vigencia del acuerdo, la participación de las exportaciones colombianas en ese mercado se ha reducido a la mitad. Es decir, en términos proporcionales, hoy se exporta menos a Estados Unidos que antes de contar con un tratado preferencial.

La renegociación del TLC con EE. UU: un anuncio sin resultados

El 16 de agosto de 2023, el presidente Gustavo Petro anunció el inicio del proceso de renegociación del TLC con Estados Unidos. No obstante, dicha renegociación no se materializó. Tras varias reuniones con autoridades estadounidenses, el proceso concluyó con una nota interpretativa no vinculante, que no modifica en lo más mínimo los términos del acuerdo.

Además, las reglas del tratado no han sido plenamente respetadas por la contraparte estadounidense. En sus primeros 100 días de gobierno, el presidente Donald Trump impuso aranceles del 10 % a productos colombianos, en abierta contradicción con lo estipulado en el tratado. Asimismo, promovió nuevas exigencias que exceden lo originalmente pactado y que trascienden el ámbito puramente comercial.

Colombia sigue atada a un modelo de apertura sin estrategia

Más allá del TLC, el mayor problema radica en la continuidad de un modelo económico que permanece inalterado desde hace más de tres décadas. Un modelo centrado en la apertura sin estrategia, en la exportación de bienes primarios y en la dependencia de mercados externos, sin un proyecto nacional de desarrollo productivo claro.

El Estado colombiano no ha actuado con la decisión ni la coherencia necesarias para transformar su política productiva e inserción internacional. Aunque el contexto global ofrece oportunidades evidentes, el gobierno ha sido lento en diversificar las fuentes de financiamiento, ampliar los mercados de exportación, sofisticar la oferta exportadora y ejecutar las reformas estructurales e inversiones estratégicas que permitan al país competir de forma efectiva en nuevos espacios comerciales.

Alta dependencia de Estados Unidos: exportaciones, remesas e inversión

Colombia continúa atrapada en una estructura comercial fuertemente dependiente de Estados Unidos. El 28,9 % de las exportaciones, más del 50 % de las remesas y el 39 % de la inversión extranjera directa provienen de ese país, lo cual representa una vulnerabilidad estructural frente a la creciente inestabilidad del orden económico global.

Aunque se han dado pasos hacia la diversificación de relaciones comerciales —con acercamientos a mercados como India, China, Brasil y África—, estos esfuerzos aún no se traducen en una estrategia integral de política exterior ni en una transformación productiva que reduzca la dependencia estructural del país.

Dolarducto en el desierto: dólares fluyendo por un tubo hacia el exterior

América Latina: una oportunidad regional desaprovechada

El comercio intraamericano representa apenas el 14 % del total entre países de la región. Sin embargo, América Latina absorbe el 30,6 % de las exportaciones colombianas, de las cuales una cuarta parte corresponde a bienes industriales. A pesar de este potencial, Colombia carece de una estrategia definida para fortalecer su presencia en el mercado regional.

Esta ausencia de planificación estratégica por parte del Estado colombiano es crítica. La falta de una visión de largo plazo sobre el papel del país en el contexto internacional se refleja en la desarticulación institucional entre la Presidencia, la Cancillería, el Ministerio de Comercio y otras entidades. El abandono del Plan Nacional de Desarrollo, el debilitamiento de la reindustrialización y la pasividad ante oportunidades clave —como la del puerto de Chancay en Perú— evidencian esta falta de dirección.

Hombre frustrado con ideas bloqueadas y símbolo de carga sobre su cabeza

Sin rumbo estratégico ni coordinación estatal

Colombia ha perdido competitividad por el rezago en infraestructura, la escasa inversión en ciencia y tecnología y la incapacidad para ejecutar reformas que impulsen la presencia de los productos nacionales en los mercados globales. Para aspirar a desempeñar un papel relevante en espacios como los BRICS o la iniciativa de la Franja y la Ruta, el país debe priorizar la soberanía económica, adoptar una política industrial decidida y definir con claridad sus intereses estratégicos. Lamentablemente, hasta ahora, este giro estratégico no se ha concretado.

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