Entrevista al diputado Luis Peláez, su historia contra la corrupción en Antioquia.

Dic 1, 2024Antioquia

Luis Eduardo Peláez, diputado por el partido Dignidad y Compromiso, habla de su recorrido político, qué lo inspiró a participar activamente para buscar solución a las necesidades de su municipio, Puerto Berrío, y posteriormente convertirse en el diputado más joven de Antioquia con una larga trayectoria de denuncias sobre la corrupción y con propuestas para […]

Luis Eduardo Peláez, diputado por el partido Dignidad y Compromiso, habla de su recorrido político, qué lo inspiró a participar activamente para buscar solución a las necesidades de su municipio, Puerto Berrío, y posteriormente convertirse en el diputado más joven de Antioquia con una larga trayectoria de denuncias sobre la corrupción y con propuestas para el desarrollo industrial y agropecuario del departamento. Su firmeza lo ha llevado a sufrir hostigamientos por parte de los corruptos.

Peláez cuenta con una trayectoria académica que le da credibilidad a sus denuncias, y ha demostrado ser un político serio, comprometido, transparente y de gran reputación. Fue candidato de su partido a la Alcaldía de Medellín en las pasadas elecciones.

Luis Eduardo Peláez lleva tres periodos en la Asamblea denunciando las jugadas de algunos personajes que han pasado por el gobierno del departamento y de Medellín. Ha estado comprometido en las en luchas regionales y municipales, fiel a sus principios y guiado por el lema de que sí es posible hacerlo bien. Logró detener la privatización de Savia Salud, como también la injusta valorización en varias veredas de Antioquia y obligó a,renunciar al gerente de EPM por mentir en su hoja de vida.

Tiene 33 años y es oriundo de Puerto Berrío, un municipio en el Magdalena Medio antioqueño castigado por la violencia y la desigualdad a pesar de ser de las ciudades más importantes del departamento. Es el diputado más joven y el único en oposición al actual gobierno departamental. Fue también destacado opositor de Daniel Quintero. Actualmente, Luis Eduardo Peláez es el copresidente del partido Dignidad y Compromiso. Es abogado de la Universidad de Antioquia, Especialista en Ciencias Penales de la Universidad San Buenaventura y con Estudios avanzados en derecho penal de la Universidad de Camahue, Argentina, y Estudios avanzados en derecho penal de la Universidad del Litoral, Argentina. Además, es Candidato a Doctor en Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.

La Universidad de Antioquia le cambió la vida, dice, y por eso ha salido en defensa de la educación pública y de calidad exigiendo el adecuado financiamiento del Alma Mater. “Si no hubiese sido por el programa de derecho de la Universidad de Antioquia, no hubiese podido ser el diputado que soy, caracterizado por la transparencia”.

La Tribuna lo entrevistó para conocer un poco más de su recorrido y destacar la importancia de que la gente joven se involucre en la agenda política.

LT. ¿Qué le llevó a meterse en la política?

La estatura humana de figuras tan emblemáticas como Carlos Gaviria Díaz, por quien conocí a Jorge Enrique Robledo. Yo estaba en la universidad y empecé a leer sobre temas sociales que comenzaron a ser de mi interés. Soy de Puerto Berrío y allí la política es de gamonales, de politiquería y malas prácticas; y precisamente eso fue lo que me empujó a involucrarme para cambiar el panorama. Desde lo familiar me motivó mucho mi papá, dirigente jubilado de la policía y creador de mi emblema “sí es posible hacerlo bien”. Claro que para mi familia fue un golpe duro verme tan comprometido en este mundo de la izquierda, porque las mismas ideas y propuestas que yo defendía habían llevado a la muerte a varios líderes. Mis padres se preocuparon porque hablar contra el statu quo es peligroso en un contexto como el de mi municipio. Sin embargo, y bajo cualquier pronóstico, mi principal motivación fue querer cambiar las cosas.

LT. ¿Cuándo empezó a meterse de lleno en la política?

Mi primera elección fue al concejo de Puerto Berrío. Yo empezaba a dirigir la campaña de un amigo a esta misma corporación, estamos hablando del 2007, y en medio de todo le propuse ser su gerente de campaña. Empecé a estudiar cifra repartidora, cociente electoral, todas las formas de elegir, y lo primero que me encuentro es que hay sólo cinco candidatos en esta lista y, por lo mismo, le propuse que nos dividiéramos y fuéramos candidatos, porque la mejor forma de tener una lista competitiva es que esté completa y, a su vez todos puedan empujar y llegar al objetivo. Esa vez saqué 16 votos y aunque otros creyeron que fue desmotivante, resultó todo lo contrario, porque aprendí, conocí mucho mejor mi municipio, que lo caminé de norte a sur y, sobre todo, entendí la política real, la de la gente, la de los líderes que gestionan y trabajan por su comunidad. Me volví a lanzar al concejo por petición del partido, puse mi nombre, no hice campaña porque tenía otras obligaciones, pero sólo con el hecho de haber realizado una publicación saqué cien votos, cien personas que ese día se levantaron creyendo que sí era posible una alternativa diferente a la que ofrecían los de siempre.

LT. ¿Cómo llegó a la Asamblea?

Jorge Gómez era el diputado y tenía en peligro su curul, la que representaba la oposición en Antioquia. Entonces muchos decidimos acompañarlo poniendo nuestro nombre y nuestra voluntad para sumar, para impulsar una idea y una forma limpia de actuar en la política. Convencimos a 26 candidatos, algunos que no tenían recorrido, y a partir de esa experiencia aprendimos cómo se hace una campaña, cómo entregar un volante tratando de convencer a la gente de que había una forma diferente de hacer política, cómo diseñar una propuesta metiéndonos de lleno en lo que eso implicaba. Hay una teoría que pusimos en práctica: los mínimos para llegar a los máximos. Nosotros no teníamos plata para hacer una campaña y sabíamos que era difícil, pero leímos a Antioquia, dónde estaban nuestros amigos y las personas que estaban dispuestas a apoyarnos y recibirnos. Repartí mi propuesta en casi la mayoría de municipios del departamento, me quedaba en la casa de quienes me recibían, gestionaba algún almuerzo o transporte, pero para caminar no se necesita plata y para hablar con la gente tampoco. Logramos 6.700 votos después de que alguna vez me dijeron que yo era un relleno. Ahí me convencí de que nadie es un relleno en una lista, porque todos entregan lo mejor de sí mismos para sacar el objetivo adelante. Bueno, en resumen, lo logramos. Yo llego a la asamblea después de que Jorge Gómez renuncia a mitad de periodo. Llegué en el metro y con muchos nervios porque cuando fui asesor en la asamblea, creía que ser diputado era algo casi inalcanzable. Sin embargo, en los primeros días puse un trino, casi que mi primer inicio en la lucha contra la corrupción, que decía “la asamblea se va a dedicar a hacer paquetazos”, porque había como 17 proyectos de ordenanza. Ese trino me convocó a una rueda de prensa al otro día y tuve que aprender a vivir con el miedo, pues claro, a veces siento nervios aún.

LT. ¿Cuál es el gran reto de ser un denunciante acérrimo de la corrupción en Antioquia?

Denunciar la corrupción es de lo más complicado. Cuando llegamos a la asamblea teníamos enfrente al gobernador Luis Pérez y empezamos a hacer investigaciones que nos llevaron a encontrar posibles delitos. Convocamos debates de control político para averiguar dónde estaba la plata, formulamos denuncias con pruebas, testimonios y documentos. ¿Cuál ha sido el gran reto? Lo que la gente no conoce es todo lo que hemos sacrificado: nuestra propia seguridad y la de la familia, tener que estar con escoltas y carro blindado, sacrificar la misma tranquilidad, pero aún así nos propusimos no dejar ganar a los corruptos, acorralarlos y desenmascararlos. Me duele más a veces la incredulidad de la gente sobre si realmente es posible acabar con la corrupción. Es una tarea de largo aliento, pero afortunadamente hay jóvenes que vienen a nuestro lado para dar esa lucha cuando no estemos y eso me da esperanza a lo que quiero: ver un país distinto, un país que no piense que hay que robarse los recursos para salir adelante.

LT. ¿Qué mensaje le dejas a las nuevas generaciones que están dudosas de involucrarse en un oficio tan mal referenciado como la política?

Hay esperanza, hay una posibilidad de cambiar el país y el departamento. Es lo que he visto desde adentro, porque los corruptos son pocos y la gente buena es más. El norte que el país requiere es el de la producción de riqueza, trabajo, salud, y para ello debemos organizarnos. Yo pensaba que no existía posibilidad de que las cosas cambiaran, pero con el paso de los años creo que sí y he visto avances, pero eso requiere que mucha gente buena se meta en política, los y las necesitamos acá ya, de candidatos y candidatas, haciendo preguntas incómodas, participando en los espacios de nuestra sociedad, porque el momento de cambiar este país es ya. Tenemos un buen clima, es propicio, sí es posible hacerlo bien.

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