La historia cuenta que en 1524 llegó por primera vez la misión española a los territorios que – que el cartógrafo Martín Waldseemüller llamaría América, – desembarcó en Gorgona, como la nombró Francisco Pizarro en 1526 (Giraldo et al., 2014), creyendo haber encontrado la hermana de Medusa por la enorme cantidad de serpientes en la isla, muchas de las cuales diezmaron su ejército. De allí el nombre dado a este territorio recordando a la joven griega que el dios de los Océanos, Poseidón, convirtiera en monstruo cuya cabeza era habitada por serpientes, que conservaba su belleza original, pero con el poder de convertir en piedra a todo aquel que la mirara.
Las nefastas implicaciones de la base
Cuando aún no han terminado de sanar las heridas del robo de Panamá, se ha puesto en marcha un plan impulsado por Estados Unidos que compromete nuestra soberanía: la implantación de una base militar en la Isla Gorgona, hoy Parque Nacional Natural. Sin importar la denominación para el enclave militar propuesto, lo cierto es que la subestación o base militar naval se construiría con el objetivo de cuidar un radar que se instalaría en la zona más alta de la isla, el Cerro Trinidad.
La estación militar será utilizada como – un centro de operaciones logísticas destinado no sólo para controlar el paso de embarcaciones del narcotráfico, el comercio ilegal de biodiversidad o el tránsito irregular de personas, argumentos con los cuales justifica la Armada Nacional la puesta en marcha del proyecto militar, sino sobretodo, para ejercer control en la zona más biodiversa del mundo, el Corredor Marino del Pacífico Este Tropical. En Gorgona se encuentran el arrecife de coral más desarrollado y mejor conservado de todo el Pacífico, recursos pesqueros valorados (Frontiers, 2021) en 2.000 millones de dólares por año, yacimientos de – petróleo con potencial para 25.566 millones de barriles y fuentes de gas de 4,64 billones de pies cúbicos de gas,(Portafolio, 2019).
La patente de corso hace expedito al Comando Sur norteamericano el control y acceso a todo el Litoral Pacífico y la comunicación interoceánica interoceánica; allana la intervención de fuerzas navales de otros estados, como la colombiana, por añadidura, podría obtener ventajas gracias al monitoreo e información relevante del radar, sin descartar la posibilidad de intervención directa en la zona pactada en acuerdos militares como el TIAR, o en el reciente ingreso a la Fuerza Marítima Combinada (CMF). En suma, es la estrategia para el control de los mares liderada por Estados Unidos, sin olvidar la categoría de socio global en la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN).
El equilibrio ecológico en peligro
Entre los meses de mayo y septiembre arriban a la Isla de Gorgona las ballenas Yubarta que, en el marco de su periplo por todo el mundo, buscan aguas cálidas como las del Parque Nacional Natural para aparearse. En verdad, los Los recursos naturales y turísticos de nuestra isla son invaluables: el avistamiento de ballenas y de aves (FONTUR, s.f.); allí tienen vida 155 especies de aves, 42 de reptiles y anfibios, 430 de plantas con flores; el 4 por ciento de las especies son endémicas, uno de los mejores destinos para la práctica del buceo según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), 5.310 registros de investigaciones realizadas en el parque, y 21.000 menciones de la isla por parte de investigadores, se estima que la mayor parte del material biológico de la isla aún no ha sido investigado (Razón Pública, 2023). El esplendor de esta riqueza también se encuentra en los cálculos del capital especulativo, para apropiarse del material genético, proponer el engañoso canje de deuda por naturaleza y los mercados de carbono; sustraer insumos para industrias como la farmacéutica, entre otras. Todos nichos de inversión para el capital financiero y las grandes multinacionales.
A pesar de que el asunto compromete la soberanía nacional, el 8 de noviembre la Corte Constitucional Colombiana, decidió revocar el fallo del Tribunal Superior de Bogotá que obligaba a las autoridades convocar a la consulta previa del Consejo Comunitario de Guapi Abajo para que se pronunciara sobre la realización del proyecto militar en Gorgona, providencia que había protegido los derechos de esta comunidad y ordenado la suspensión de las obras, el cumplimiento de la consulta previa y el debido proceso. La corte desestimó el acuerdo de uso que tienen los habitantes de la comunidad de Bazán, apoyado en el argumento falaz de que la obra militar no tiene afectación directa sobre la comunidad de Guapi Abajo, es decir, autorizando la reanudación de las obras en Gorgona (Sentencia T-470/2024).
Todo el Estado se pone al servicio de la hegemonía estadounidense, la Ministra de Ambiente en campaña presidencial prometía proteger el ambiente y ahora gesta ruedas de prensa para lavar de verde un proyecto con claros tintes de guerra y saqueo; el presidente de la República no se refiere de manera directa a la obra, pero a quienes se oponen a proyectos bélicos como los de Gorgona los tilda de narcotraficantes. Todos todos los partidos tradicionales, incluídos el Centro Democrático y el antiguo santismo se suman al vagón de carga, y ahora la Corte Constitucional acepta el peso del martillo gringo.
Si el gobierno nacional, las altas cortes, o el estado en su conjunto no defienden la diversidad e integridad del ambiente ni la soberanía nacional, nos corresponde al pueblo colombiano hacerlo. Todavía podemos evitar la pérdida de Gorgona.
¡Llamamos a la indignación nacional!