La Central Hidroituango y la Ingeniería nacional

Oct 4, 2024Antioquia, Pasa en las Regiones

Presidente de la Liga Nacional de Usuarios, ex miembro de la Junta Directiva de EPM, en representación de los usuarios.
La Central Hidroituango, como las demás centrales hidroeléctricas en Colombia, constituyen un puntal en el camino hacia la transición energética y ayudan a consolidar una matriz con energía firme, así el presidente Petro pretenda descalificarlas.

El Presidente Petro acaba de afirmar que las centrales hidroeléctricas El Quimbo e Hidroituango “nunca debieron ser construidas”, porque comprometieron la vida y el bienestar de las comunidades afectadas.

Veamos si hay razón en estas palabras pronunciadas desde el itinerante atril presidencial. En Colombia bien podemos hablar de transición energética con la puesta en operación de la primera gran central de generación hidroeléctrica Guadalupe I, en Antioquia, en septiembre de 1932, hace exactamente 92 años. Pensemos cuántos fogones de leña se apagaron desde aquella fecha y cuántos más se han ido apagando con la entrada sucesiva de nueva energía hidroeléctrica de los demás grandes embalses en distintas regiones del país. Son decenas de miles de hogares que pasaron de la leña a la parrilla de resistencia. Cuántos bosques respiraron, cuántos millones de árboles salvados del hacha y la motosierra por cuenta de la generación hídrica, gracias a los estudios de Ingenieros que apreciaron la virtud propia de nuestro país al contar con las cuencas de tres cordilleras enormes. Esto es transición energética y bien hecha.

La realidad actual de nuestro sistema eléctrico nacional deja ver que la Central Hidroituango nos salvó de un posible racionamiento, pero además, con la entrada en el 2027 de sus otros 1.200 megavatios al sistema interconectado nacional, la Central Hidroituango ayudará a la confiabilidad del servicio, en momentos de tanta incertidumbre. Por eso es razonable que ante el preocupante diagnóstico de los gremios del sector y hasta del propio gerente de Ecopetrol por el agotamiento de las reservas de gas y la prolongación del fenómeno de El Niño, las autoridades de planeación del sector, como la UPME, decidan consolidar la matriz con energía firme, cuyo recurso, el agua, todavía tiene mucho por aportar con el desarrollo de nuevas grandes centrales hidroeléctricas en Colombia.

Ahora, es cierto que no se pueden construir obras públicas sin resolver las afectaciones a las comunidades. Atender a los afectados por obras públicas y en general por las políticas públicas de toda estirpe es lo coherente y democrático. Pero si se trata de escuchar las justas quejas de las comunidades, apliquemos coherencia: ¿Por qué no se ha atendido la reclamación unánime de millones de colombianos afectados por las altas tarifas, quienes durante 25 meses de este mandato presidencial han tenido la paciencia de oír una y otra vez “a mí no me da miedo bajar las tarifas”, mientras el valor total de la factura sigue asustando a todos?

Las Facultades de Ingeniería Eléctrica

Sería aconsejable que el Presidente estudiara la historia de la Central Hidroituango y demás centrales hidroeléctricas en Colombia y comprendiera cómo su desarrollo constructivo, además de importantes obras de infraestructura para la generación eléctrica, nos legó las Facultades de Ingeniería Eléctrica, hoy auténticos centros de formación de profesionales al servicio del país, no solo para las empresas, sino también para la función pública en los Ministerios, la UPME, la Comisión Reguladora de Energía y Gas, CREG, y para la academia y la investigación científica. No es casualidad que las Facultades de Ingeniería Eléctrica hayan surgido precisamente por la época de construcción de nuestras grandes centrales de generación: en 1946 en la Universidad del Valle, en 1947 en la Universidad Industrial de Santander UIS, en 1948 en la Universidad Pontificia Bolivariana UPB de Medellín, en 1950 en la Universidad de Los Andes y en 1959 en la Universidad Nacional de Bogotá. Era una necesidad.

Exaltar a las Facultades de Ingeniería Eléctrica viene muy a propósito por el recién concluido trabajo de taponamiento del túnel de desviación derecho en la Central Hidroituango, siniestrado en 2018, toda una hazaña de nuestros Ingenieros al servicio de EPM en la gigantesca obra, pues como lo dijo el director de la operación: “Teníamos que tapar un túnel al que no podíamos entrar, literalmente trabajábamos a ciegas, yo digo que hicimos ingeniería de braille”. Estudie esto, Presidente, no hay peor ciego que el que no quiere ver, y usted, a diferencia del Ingeniero de la Central Hidroituango, no tiene que hacer Presidencia de braille.