El Presupuesto General de la Nación para el 2025 será expedido mediante decreto del Gobierno Nacional al no haber sido aprobado por las Comisiones Económicas del Congreso de la República, como era la costumbre en años anteriores.
Entre las razones que tuvieron los sectores políticos, para hundir el Presupuesto, estuvieron la de que el monto de $523 billones, era una suma que no correspondía con las realidades de los ingresos de la Nación para el 2025, en especial, con los $12 billones que se pretenden recoger a través de una nueva Reforma Tributaria o Ley de Financiamiento, que entrará en trámite en estos días, la cual cuenta con resistencias notorias en las bancadas menos sometidas al presidente Gustavo Petro. Esta circunstancia crea una situación bastante difícil para el Gobierno Nacional, y para los ministros encomendados a la tarea, que manifestaron la decisión del Presidente Petro de no reducir bajo ninguna circunstancia el monto inicial, aun cuando mediaron propuestas de llegar a un acuerdo por un monto menor al establecido por el Ejecutivo.
Los tres rubros en que se distribuyen los dineros del Presupuesto General de la Nación -PGN- para el 2025 presentado, señalan una distribución de $327,9 billones para gastos de funcionamiento, $112,6 billones para el pago de la deuda pública, y $82,4 billones para el rubro de inversión. Que en porcentajes del PGN representan aumentos del 6% y del 19% los dos primeros, y una disminución del 17% del tercer rubro.Los analistas se han concentrado en describir las consecuencias de los rubros de funcionamiento e inversión, señalando sus bondades y sus falencias, dependiendo su cercanía o no del Presidente de la República, unos, cuestionando el aumento del gasto de funcionamiento con el argumento de que esto favorece las aspiraciones de los partidos de la coalición del Gobierno frente a las elecciones del 2026, cuya campaña ya se inició, y éste por su lado, señalando que se necesita plata para que el Estado pueda cumplir eficazmente su labor al frente de las dependencias públicas.
El tema de la deuda pública merece mayor atención, es un problema que ha venido creciendo con el paso del tiempo, cada Gobierno le deja al siguiente un monto mucho más grande del antecesor.
El endeudamiento externo e interno se ha vuelto el mecanismo para que en especial el gran capital financiero internacional, extraigan la poca riqueza que producen las Naciones subdesarrolladas como Colombia, obligando a realizar una mayor carga a la población, a través del mecanismo de las reformas tributarias, que no buscan tener dinero para que el Estado promueva el apalancamiento de los sectores productivos nacionales y ofrecerles garantías para su crecimiento, sino que es para garantizar el pago oportuno y sin retardos de las cuotas, que son cada día más onerosas, que en nada se diferencian de los llamados “paga diarios” y “gota a gota”, que exprimen inmisericordemente a la economía informal o “popular”, excluidas del crédito institucional, ese es el papel real que juegan el Fondo Monetario internacional, el Banco Mundial y el BID.
Este año 2024 las obligaciones de deuda externa pública y privada llegan a casi 200.000 millones de dólares, lo que representa el 54,1% del PIB, cuando en el 2005 la deuda externa pública y privada era de 38.506 millones de dólares -equivalía al 26,4% del PIB-. Para el próximo año 2025 se están apropiando los $113 billones señalados para la deuda pública estatal, lo que constituye un aumento del 19% frente a lo asignado en el año 2024; es el rubro que más aumenta en el presupuesto presentado, significando para los colombianos sacar más plata de sus bolsillos para cubrir los compromisos de la deuda, sin que se vea en el panorama económico un mejoramiento del sistema productivo ni de las condiciones materiales de vida de las gentes. Como consecuencia de la destinación de estas descomunales cifras que condenan al atraso, a la miseria y con seguridad al mayor endeudamiento para pagar los dineros que los prestamistas enunciados condicionan, la poca inversión solo va dirigida a lo que no le haga competencia a los intereses económicos principalmente de los Estados Unidos.
El Presupuesto General de la Nación para 2025 está desfinanciado, lo piensan resolver con una nueva Reforma Tributaria, con más préstamos al sistema financiero internacional, acrecentando la deuda pública para que nunca salgamos de este círculo infernal; los anuncios del Gobierno de Petro son sombríos, mayor cupo de endeudamiento y adelanto de la aplicación de la Regla Fiscal del 2026 al 2025. La crisis económica se profundizará en lo que falta del actual Gobierno, la herencia maldita de los 33 años de gobiernos neoliberales recibida por Petro se mantiene, en presupuesto y deuda pública. ¡Es más de lo mismo, es un falso cambio. O sea, embarrados y el agua lejos!