Mientras el sistema de salud agoniza, la educación pública se endeuda y millones esperan subsidios, el presidente Petro anuncia la compra de aviones Saab Gripen. Una decisión que contradice su discurso y sus promesas pasadas.

 La mayoría de los historiadores coinciden en que: “Las Fuerzas Militares de Colombia se crearon para defender la soberanía e integridad territorial del país, y para contribuir a la seguridad pública, el desarrollo nacional y la paz. Y su objetivo principal es defender la soberanía, la independencia y el orden constitucional y garantizar la integridad territorial” (Google). Por eso el anuncio del presidente de Colombia, Gustavo Petro, de adquirir una flota de aviones “completamente nueva, última tecnología, ya implementada en Brasil, y son de la marca Saab 39 Gripen”, tendría toda la coherencia con dicho objetivo tutelar. Pero la realidad indica que la prioridad es otra muy distinta.

 Ante la profunda crisis económica y social por la que atraviesa la población colombiana, no puede haber un momento más inoportuno para que el presidente Petro, el dos de este mes, hubiere hecho semejante anuncio, puesto que su Gobierno Nacional dice que no hay recursos para el sector salud, en donde millones de colombianos sufren la desidia gubernamental ante la negación de los medicamentos, citas médicas y procedimientos quirúrgicos, con cuadros dramáticos de personas que mueren “tiradas” en las salas de espera de los centros hospitalarios, donde no se consigue ni una cama para morir dignamente. También dice que no hay recursos para reconocer los subsidios eléctricos ni la opción tarifaria; ni para la educación, donde los estudiantes universitarios están pagando onerosos intereses en los créditos del ICETEX, convertido en un banco comercial, para solo mencionar unos pocos casos.

“Habrá una compensación en inversión social que consistirá en una fábrica de producción de paneles flexibles solares, última tecnología, que se ubicará en el departamento de Córdoba, la instalación de agua potable para varios puntos del departamento de la Guajira; la restauración y la instalación de equipos tecnológicos médicos de última tecnología en la torre central del hospital San Juan de Dios en Bogotá (sic)” –¡una verdadera chichigua!–, complementó el presidente Petro en su anuncio, tratando de dar respuesta por anticipado a una discusión que muestra todo el contrasentido de un gobierno que se autodenomina “progresista y socialista”.

 En su época de senador y candidato “permanente” a la Presidencia de la República, Petro se declaró “enemigo” acérrimo del anuncio del expresidente Iván Duque sobre la compra de nuevos aviones. La revista Semana del 22 de junio de 2022 publicó: “Atención: Todo avión que se compre para instituciones públicas en estas semanas, se vuelve a vender: mensaje de Petro a Duque”. Entonces el costo planteado por Duque de la nueva flota era de 4 mil millones de dólares, cerca de $14 billones; hoy Petro asegura que será de 100 millones de dólares por cada nave, o sea, podría ser una inversión muy cercana a la que estaba negociando el expresidente Duque. Y la ‘avionada’ de las comisiones… ¡¿Cómo Vamos Ahí?!, está por verse.

 Las mentiras del presidente Petro se pueden resaltar con mayúsculas y a colores. En 2021 escribió el siguiente trino: “La compra de aviones en medio de una crisis como la que vivimos, es el máximo grado de irresponsabilidad de un gobernante. No entiendo un país que pueda aplaudir que no se usen los recursos para salvar la vida y en cambio sí en instrumentos para bombardear niños”. ¡Presidente Petro, ese trino retrata sus mentiras e incoherencia!