Ante la honda situación económica que atraviesa Colombia, que se agravará con las últimas decisiones del Gobierno Nacional, los especialistas en educación financiera han desempolvado unas palabrejas con las que describen hasta dónde le tocará a la población apretarse el cinturón, como una especie de restricción a sus profundos deseos.
Esos profesionales piden: Eliminar los gastos hormigas, definidos como las compras pequeñas y frecuentes que no están planeadas, sea tomar un café en las mañanas, comer chicles, fumar, dar propinas, comer fuera de casa, o hacer compras impulsivas, entre otras.
Eliminar los gastos fantasmas, los que se hacen sin darse cuenta, como la suscripción a servicios de ‘streaming’ para ver películas y series o escuchar música (Netflix, Spotify, HBO Max, Amazon Prime, etc.), la membresía del gimnasio, compras de aplicaciones en el celular, entre otros. Y eliminar los gastos vampiros, que son los fijos, como televisión por cable, fugas de agua, gas, mal uso de electrodomésticos o problemas con las instalaciones de luz. ¡Piden otro modo de vida!
A finales del año pasado, el Gobierno Nacional incrementó en 9,54 % el salario mínimo legal, que quedó en $1.423.500 ($1.623.500 con el subsidio de transporte), es decir, 321 dólares (tasa de cambio de $4431), que, entre otras cosas, es inferior al del 2024 (que equivalía a 333 dólares con tasa de cambio de $3902); o sea, bajó en 12 dólares, realmente no hubo incremento. Lo más grave es que después de la “sacada de pecho” por el tal incremento, el Gobierno autorizó una espiral alcista en los precios que terminó por consumirse el cacareado aumento, por lo que la población estará obligada a acatar las recomendaciones de los “educadores financieros” de cohibirse eliminando los gastos hormigas, fantasmas y vampiros. En pocas palabras, ¡no tienen derecho a nada!
Sin medicamentos y más «pendientes» en la crisis de la salud
Mientras la crisis del sistema de salud en Colombia se profundiza, Petro insiste en su reforma caprichosa en vez de solucionar la falta de recursos.
El primer disparo alcista fue el incremento de peajes: Desde el 1 de enero del 2025, las tarifas aumentaron un 4,64 %, equivalente al 60 % de la inflación del 2023, con un segundo ajuste el 16 de enero, con el índice de precios al consumidor (IPC) del año 2024 y un tercer aumento el 1 de abril, donde se sumará el 3,71 % restante del IPC del 2023. Luego se vino con incremento de los combustibles: La gasolina subió $91, quedando el galón con un precio de referencia de $16.097, mientras el ACPM lo incrementó en $169, por lo que el galón costará $10.725. De inmediato se incrementó el transporte público en todo el país, mientras que usted no tiene posibilidad de exigir mejores salarios, por lo que debe seguir eliminando los gastos hormigas, fantasmas y vampiros, con lo cual su aguantada de hambre o dieta está asegurada.
Pero la situación no queda ahí, sino que se hincha, porque “El Cambio” subió los precios de: Arriendos, bebidas calientes (café con leche, chocolate, té, etc.), cines y teatros, comidas en establecimientos de servicio a la mesa, también el “corrientazo”, compra y cambio de aceite, las gaseosas y otros refrescos en establecimientos de servicio a la mesa y autoservicio, gasto en servicios de la vivienda, mantenimiento y reparaciones, paquetes turísticos, servicio doméstico, comunicación fija y móvil, servicios públicos, internet, peluquería y cuidado personal, suscripción y servicio de televisión, multas de tránsito, el SOAT, derechos notariales, cuotas moderadoras y copagos a las EPS, etc.
Pero no se preocupe, siga eliminando los gastos hormigas, fantasmas y vampiros hasta que quede como una radiografía.
¡El pueblo exigirá las mejoras económicas!