Dos años de política exterior de Petro: profundizando la subordinación

Sep 17, 2024Pasa en el mundo

Politólogo, magíster en estudios internacionales. Coordina la plataforma de análisis “Geopolítica en Contexto”. Miembro del partido Dignidad & Compromiso en Bogotá.
Dos años de política exterior de Petro, demuestran que se ha signado por discursos que se distancian de la realidad. Mientras sostiene a nivel internacional una retórica multilateralista con la que gana adeptos poco rigurosos, en lo concreto continúa aplicando una política signada por los intereses de Estados Unidos para Colombia y la región, en lo económico y en la estrategia geopolítica internacional, profundizando esta relación de subordinación y asimetría.

Si hay algo que ha caracterizado Gustavo Perro es la grandilocuencia de sus discursos y la retórica utilizada para mantener un núcleo duro de seguidores, así como para mantener lo más cerca posible a sectores intermedios del país, que en no pocos casos han caído incautos en las mieles de su capacidad discursiva. Esto ha ocurrido tanto en el plano doméstico como en el internacional, donde el mundo ha asistido a sendos discursos del presidente Petro en instituciones como las Naciones Unidas, el Foro Económico Mundial de Davos, entre otros. Si tan sólo en lo internacional supieran que uno es el Petro de los discursos y otro el de las ejecuciones (…)

La tesis central, a dos años de gobierno es que a pesar de la retórica multilateralista que ha enarbolado Petro en sus discursos hacia el exterior, los hechos demuestran que en la práctica la política internacional de Colombia la ubica en un plano de continuidad, signada en los aspectos económicos, políticos y militares con la política, Estados Unidos.

En el plano económico, la imposibilidad de inserción de Colombia en nuevos mercados con una diversificación de la oferta exportadora (como se prometió en campaña) ha sido, en el aspecto medular, por la incapacidad de desarrollar un aparato productivo interno y esto a su vez, producto de políticas restrictivas para los sectores agrícola e industriales del país. Bajo este entendido, el presidente Petro prometió durante campaña la renegociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, (cada vez más sectores del país que, 15 años de este acuerdo bilateral, ha significado muy poco beneficio para la canasta y el volumen exportador de Colombia y por el contrario, se ha cedido en sectores claves de nuestro aparato productivo estratégico como la producción de agro nacional, por sólo mencionar un sector). Dos años de gobierno le bastaron a Petro para ratificar lo que se presentía: Este gobierno, como los anteriores, no sólo NO RENEGOCIARÁ el TLC con Estados Unidos. Así lo afirmó el recientemente nombrado Ministro de Comercio Luis Carlos Reyes, quien señaló que «De momento, no lo vemos necesario» (ValoraAnalitik/ 07-08-2024).

Ni siquiera pondrá en la agenda su revisión, como en un principio de su gobierno lo había esbozado el exministro de comercio Germán Umaña, lo cual terminó por ser, una vez más, retórica que se la llevó el viento.

Tal vez, el aspecto central de la relación con EEUU durante este gobierno ha sido en los aspectos geopolíticos y militares, el estrechamiento de relaciones y operaciones estratégicas bajo la orientación del Comando Sur de los EEUU. Y es que Colombia es para el país del norte, una pieza estratégica en el ajedrez internacional actual, especialmente por la ubicación terrestre y marítima, con salidas hacia los océanos pacífico y atlántico, una parte importante del territorio amazónico, la frontera con Venezuela, entre otros aspectos atractivos para Estados Unidos, especialmente en tiempos de implementación de su doctrina para la región denominada «Disuasión integrada», la cual busca que países aliados sumen de esfuerzos militares, estratégicos y tecnológicos, para disuadir y crear un cerco contra la potencia competidora por territorio e inversiones en América Latina y el Caribe: China.

Resulta pertinente mencionar las numerosas intervenciones de Colombia referidas a la agresión sistemática de Israel sobre el pueblo Palestino (especialmente a partir del 8 de octubre de 2023), intervenciones y acciones jurídicas ante la Corte Internacional de Justicia que, aunque valerosas, son insuficientes si no se acompañan de la denuncia clara sobre quien suministra armas y recursos financieros a Israel para mantener su campaña así como invoca su poder ante el Consejo de Seguridad de la ONU para vetar cualquier iniciativa de sanción y este país, por supuesto, es Estados Unidos.

Quedan en el tintero temáticas como la política antidrogas, que bien sea de paso decirlo, ha contado con discursos por parte del presidente Petro ante instancias internacionales como las Naciones Unidas, pero que es consultada y concertada con Estados Unidos y solo se ejecuta previo visto bueno de esa potencia Ante un mundo altamente acelerado en materia de conflictos y con pugnas entre potencias por el control de recursos, mercados y territorios, por supuesto que Colombia juega un rol esencial para Estados Unidos y su estrategia para la región. Lo que ha quedado demostrado con el gobierno actual no solo ha sido la continuidad de esta relación de subordinación y asimetría, sino la profundización en la práctica de estos aspectos.