La Ley de Seguro Médico de 1883 estableció en Alemania el primer sistema de salud en el mundo, el sistema de seguro social. La historia oficial de los sistemas sanitarios lo conoce como el modelo Bismark y no falta quien se atreve a presentarlo como una jugada genial del gobernante alemán de la época para sobornar al movimiento obrero. La historia puede contarse de manera distinta.
La situación de los trabajadores en Inglaterra
Si bien el invento de la máquina de vapor en 1769 por James Watt y su inmediata aplicación en la industria textil representó un fabuloso salto tecnológico en el desarrollo del capitalismo e incrementó por cientos la productividad de los trabajadores, las condiciones miserables de vida y de salud para los obreros de la primera Revolución Industrial y sus familias, antes que mejorar, empeoraron.
En un hueco infecto rodeado por terraplenes y cuatro enormes fábricas de la calle Oxford, alineadas en dos filas de 200 casas cada una, “en sótanos oscuros y húmedos, en medio de una suciedad y un hedor inconmensurables” vivían unos 4.000 migrantes irlandeses que por sus condiciones de vida “seguramente deben haber alcanzado el nivel más bajo de la humanidad”.
Así describió Federico Engels la calamitosa situación de los trabajadores y sus familias en la ciudad de Manchester. Luego de haber arribado a Inglaterra en 1842, Engels dedicó veintiún meses a investigar rigurosa y sistemáticamente el diario vivir de los obreros. Encontró que sufrían y morían de cólera, tifus, tuberculosis y otras enfermedades e infecciones cuya causa o transmisión se ignoraba pero que estaban asociadas a las espantosas e insalubres condiciones de vida.
Las condiciones de salud
La debilidad de los cuerpos de los trabajadores, hoy diríamos de su sistema inmunológico, era causada por la desnutrición y las jornadas que en la práctica se extendían a más de 14 horas diarias. Mujeres y niños trabajaban hasta 12 horas.
Mientras Inglaterra había creado un emporio y construía un poderoso imperio gracias el desarrollo acelerado y gigantesco de su industria y su comercio, los forjadores de esa riqueza, en ciudades como Liverpool y Manchester, enfermaban y morían en promedio a los 31 años. Tal era la inequidad, no solo con las clases medias y pudientes, sino también con los campesinos, para quienes la expectativa de vida al nacer era de 45 años.
Engels escribió La situación de la clase obrera en Inglaterra, no a manera de lamento, o de acusación a los empresarios capitalistas sino para explicar, en sus propias palabras, que “La situación de la clase obrera es la base real de donde han surgido los movimientos sociales actuales, ya que es al mismo tiempo el punto extremo y la manifestación más visible de la desdichada situación social presente”.
La reorientación del movimiento obrero
A comienzo del siglo, los trabajadores habían encauzado su frustración y rechazo a las horrendas condiciones en que la Revolución Industrial los había sumido destruyendo las máquinas y hasta fábricas enteras. Ahora podían orientar las huelgas hacia reivindicaciones laborales específicas como vivienda y salud. Además, empezaban a contar con un pensamiento político propio que les permitía avizorar profundas transformaciones sociales y económicas.
Engels conoció personalmente a Carlos Marx en París en agosto de 1844. Sentados en el Café de la Régence, “hablaron, discutieron y bebieron durante 10 días seguidos”. El manuscrito de Engels, aún sin publicar, hizo parte de la agitada conversación que terminó por identificarlos el resto de sus vidas en defensa de los intereses de la clase trabajadora.
El avance de la medicina
El libro de Engels es hoy un texto clásico en salud pública. Fue publicado en alemán en marzo de 1845 y de inmediato empezó a difundirse en las filas crecientes del proletariado y entre los intelectuales de la burguesía democrática del entonces Reino de Prusia, generando conciencia sobre el imperativo de mejorar la salud de los trabajadores e incidiendo en la conformación de diferentes partidos obreros alemanes en los años posteriores.
En 1848, el gobierno prusiano solicitó al científico Rudolf Virchow que investigara la epidemia de fiebre tifoidea que hacía estragos entre los trabajadores y habitantes de la región de Alta Silesia. Su informe llegó a conclusiones similares a las de Engels. Son las pésimas condiciones de vida el medio en que se incuban las enfermedades y son las autoridades gubernamentales las llamadas a transformar esas condiciones. Consecuente con su pensamiento, Virchow participó al lado de la burguesía políticamente más avanzada y del movimiento obrero en las llamadas revoluciones de 1848.
Virchow, un sabio con un extenso conocimiento universal contribuyó enormemente, como biólogo celular e histopatólogo al avance de las ciencias médicas. Él y Robert Koch, descubridor del bacilo que lleva su nombre y que causa la tuberculosis, desarrollaron técnicas de eliminación de los gérmenes por el calor.
En su tiempo, Karl Ebert descubrió el agente causal de la fiebre tifoidea; y John Snow descubrió que las epidemias de cólera obedecían a la ingestión de aguas contaminadas. Pasteur aisló la bacteria que ocasiona las fiebres puerperales. Se avanzó en el manejo de heridas y en técnicas de cirugía.
En fin, ahora para los trabajadores era posible exigir atención de enfermedades e infecciones de las que se conocía su causa y cada vez existían procedimientos y medicamentos para tratarlas.
La unificación de Alemania
En la segunda mitad del siglo 19, Europa vivió tiempos tempestuosos. La economía capitalista que venía en ascenso sufrió en 1857 su primera crisis mundial afectando principalmente a Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Alemania. En 1871, el continente europeo convulsionó con el estallido de la Comuna de París. Simultáneamente, y luego de años de guerra de Prusia con sus vecinos, se promulgó la Constitución que unificó el imperio alemán.
Bajo la presidencia y el control de Prusia se integraron 25 pequeños territorios, algunos arrebatados a Austria y Francia, que pasaron de ser ducados o principados a estar regidos por el emperador de la Alemania Unificada Guillermo I y su Canciller o jefe de gobierno, Otto von Bismark.
En el momento de la unificación, Alemania tenía 41 millones de habitantes y una economía capitalista con un grado creciente de industrialización, especialmente en los sectores del carbón, el hierro, los ferrocarriles y los productos químicos. Ya en 1848 Alemania era cada vez más urbana y en las ciudades crecía un movimiento obrero altamente politizado.
La unificación de la nación era para Alemania una necesidad económica y política, de tal manera que el imperio alemán pudiera consolidarse como potencia capitalista y competir con la Inglaterra fortalecida económicamente por la Revolución Industrial iniciada a mitad del siglo 18. En este período, los ingleses avanzaban en la construcción de un imperio que los llevaría, finalizando el siglo 19, a dominar la cuarta parte del territorio del planeta y la cuarta parte de la población mundial.
El nacimiento del modelo Bismark
En estas circunstancias internas y externas de Alemania, Bismark prohibió los partidos obreros, recortó las libertades democráticas y sindicales, reprimió las manifestaciones y persiguió a los trabajadores bajo el amparo de la Ley de Excepción que promulgó en 1878. Finalmente, ante la amenaza real de un triunfo de los partidos obreros, aceptó las exigencias de establecer un sistema de salud financiado por fondos de las distintas ramas de la producción con el aporte de patronos y trabajadores. El modelo Bismark, el primer sistema de salud en el mundo, se creó oficialmente el 15 de junio de 1883 con la aprobación de la Ley de Seguro Social.
El sistema de salud se extendió por Alemania y otros países. Los ejércitos de Hitler lo impusieron en las naciones que invadieron durante la Segunda Guerra Mundial. En Alemania, la reforma de 1993 introdujo elementos de economía de libre mercado que pusieron a tono con las políticas neoliberales un sistema de salud que era de seguro social pero no de aseguramiento.
El modelo Bismark en Colombia
En Colombia, el modelo Bismark se estableció en 1946, pero circunscrito, por el enclenque desarrollo capitalista, a la economía formal, en la que solo cotizaban empresarios y trabajadores. El Seguro Social en Colombia fue asfixiado para transformarlo en el régimen contributivo de la Ley 100 de 1993, donde subsiste desvirtuado por un sistema centrado en las aseguradoras de salud.
En la actualidad, cuando de nuevo está sobre la mesa un proyecto de ley sobre reforma a la salud, los trabajadores colombianos y sus organizaciones deben mantener su independencia y reivindicar el sistema sanitario que mejor atienda las necesidades de salud de la nación. Exigir como lo está haciendo Tribuna Magisterial, que no se empeoren las condiciones de atención que ya habían conquistado.