Fuertes y prolongadas lluvias presentadas en la segunda semana de noviembre generaron en el 80 por ciento del territorio del Chocó una devastación: 200.000 damnificados en 27 de 31 municipios, destrucción de más de mil viviendas y 20.000 hectáreas de cultivos, pérdida de 23.000 animales de corral, derrumbes, taponamientos y graves afectaciones en 74 sedes educativas, centros salud, acueductos y redes eléctricas.
Comunidades enteras, sobre todo indígenas y rurales, fueron arrasadas en su totalidad por la fuerza de centenares de ríos y quebradas que se desbordaron en las tres principales cuencas hidrográficas de Chocó: Atrato, San Juan y Baudó. Perdieron lo poco que tenían y quedaron sin nada.
¿Cuál fue la respuesta del gobierno Petro? Entrega temporal de pequeños kits alimentarios y de aseo, un poco de bienestarina, toldillos y un aporte de 12.000 millones de pesos. La reparación de lo perdido en esta catástrofe en el Chocó vale más de un billón de pesos, pero el gobierno Petro solo anunció un irrisorio aporte de 12.000 millones de pesos.
La sola reubicación de Pogue, un corregimiento de Bojayá que fue destrozado, vale 50.000 millones de pesos. Ante la justa petición de financiación de esta reubicación por parte del alcalde de Bojayá, el director de la corrupta Unidad Nacional de Gestión de Riesgo y Desastre, UNGRD, Carlos Carrillo, le dijo que “ese dinero NO está garantizado”.
El Presidente Petro dijo que una solución a los desastres por inundaciones en el Chocó era reubicar a las comunidades, pero solo aprobó una insignificante suma de dinero que no alcanza para realizar una sola reubicación.
Disparates de Petro sobre el clima
Y se dedicó a desinformar con sus disparatadas elucubraciones en el sentido de que estas inundaciones son el resultado de la “codicia del gran capital, el cambio climático y el consumo de combustibles fósiles”.
Debido a la influencia de la Zona de Convergencia Intertropical y la interacción con los vientos húmedos provenientes del océano Pacífico, el Chocó es una de las regiones más lluviosas del mundo. Y en los meses de octubre, noviembre y diciembre las lluvias son particularmente intensas y prolongadas.
Esto se ha documentado de manera sucesiva en los dos últimos siglos y en los reportes de numerosos viajeros que recorrieron el Chocó en el período colonial, época donde no regía el gran capital, ni había consumo de hidrocarburos, ni existía el llamado cambio climático.
Las inundaciones en el Chocó tienen su explicación principal en el fenómeno histórico y dinámico de la existencia de temporadas, ciclos o meses con un mayor régimen de lluvias. Y por eso se requiere una planeación integral, previsión, ejecución de obras y ordenación territorial, utilizando expertos con conocimientos científicos y todo ello bajo el principio de servir al pueblo.
El subdesarrollo del Chocó lleva varios siglos y ha empeorado por los malos gobiernos de las últimas décadas, ocasionando deforestación, caos en la extracción minera, devastación de la fauna y la flora, erosión, sedimentación, taponamientos por inmensas palizadas y destrucción de ríos y ciénagas.
Se requiere que el gobierno nacional deje a un lado las irresponsables especulaciones y sofismas, y que cumpla los compromisos firmados en los justos paros cívicos del Chocó. Se deben realizar importantes inversiones en dragados permanentes, navegabilidad de las tres principales cuencas hidrográficas, reubicaciones, ecosondas, laboratorio de sedimentos, señalización de puntos críticos, estudios del clima, red hidrométrica y meteorológica con múltiples estaciones de medición del nivel de los ríos, los vientos y las lluvias, y efectivos programas de prevención, reducción y atención de desastres.