De los orígenes del conflicto entre Israel y Palestina al Genocidio en Gaza.
En 1947, la Organización de las Naciones Unidas adoptó la resolución 181, que establecía la partición de Palestina en dos entidades soberanas: un Estado judío y otro árabe, dejando a Jerusalén y los sitios religiosos bajo un régimen internacional especial. Medio año después, se declaró la fundación del Estado de Israel, pero no así del Estado Palestino. La ONU había asignado a Israel un territorio de 14.000 kilómetros cuadrados, pero Israel tomó control de 6.700 kilómetros cuadrados adicionales, incluyendo Jerusalén Este. Este periodo es conocido como la Nakba o ‘catástrofe’ en árabe. Durante la Nakba, aproximadamente 750.000 palestinos fueron forzados a abandonar sus hogares, 532 aldeas fueron destruidas y 15.000 personas perdieron la vida. Estos sucesos marcan el comienzo del conflicto entre Israel y Palestina y prueban la estrategia continua por parte de Israel, descrita por numerosos especialistas como un régimen de apartheid y con un riesgo plausible de genocidio en Gaza. Dicho sistema se ha perpetuado hasta nuestros días a través de prácticas como la ocupación ilegal, la confiscación de propiedades, el desalojo y desplazamiento forzado y asesinatos. Veamos algunos ejemplos.
En 1967, el conflicto conocido como la Guerra de los Seis Días culminó con un triunfo de Israel frente a las naciones árabes vecinas. Este evento llevó a la ocupación de los Altos del Golán por parte de Israel, una acción que no ha sido reconocida internacionalmente. Posteriormente, Israel inició la construcción de asentamientos en territorios como Cisjordania y la Franja de Gaza, prácticas que han sido declaradas ilegales según el derecho internacional. Actualmente, existen más de 750,000 colonos israelíes en Cisjordania, estableciendo comunidades que fragmentan el territorio palestino y restringen el movimiento de sus habitantes.
El Estado de Israel ha enfrentado numerosas acusaciones de suprimir las aspiraciones del pueblo palestino al no reconocer su autonomía y derechos sobre su territorio. Por otro lado, el conflicto entre Israel y Palestina ha estado permeado por la política exterior de los Estados Unidos en el Medio Oriente la cual ha mostrado un apoyo continuo a Israel desde 1948, lo que incluye respaldo a sus políticas de expansión. A su vez, la lucha por el reconocimiento de un Estado palestino independiente en los territorios ocupados por Israel es un factor de cohesión entre los países árabes, a pesar de sus diferencias ideológicas.
En resumen, durante los últimos 76 años, los territorios originalmente definidos en 1947 continúan en disputa y se encuentran segregados mediante barreras físicas y vías de acceso que están bajo la administración militar de Israel. La población palestina carece de un Estado independiente y soberano y ha vivido en condiciones de ocupación y bajo el riesgo permanente de genocidio en Gaza.
Violación sistemática del Derecho Internacional por parte de Israel.
Las Naciones Unidas han denunciado y juzgado las acciones israelíes en cientos de resoluciones, todas ellas ignoradas por Israel. Desde 2007, Israel ha controlado las fronteras terrestres, aéreas y marítimas, así como el agua y la electricidad de Gaza, además de imponer un bloqueo. Este bloqueo ha transformado el territorio en una ‘prisión al aire libre’ (A/HRC/53/59 (ohchr.org)), según la relatora de derechos humanos de la ONU Francesca Albanese. Este acto de guerra, según la ley, limita drásticamente cualquier importación y exportación civil, sometiendo a la población a un estado de supervivencia.
Sobre el conflicto entre Israel y Palestina, en febrero de 2024, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) reconoció que existía un riesgo plausible de genocidio en Gaza. Por consiguiente, la CIJ instó a Israel a que aplicara varias medidas para reducir el impacto de su guerra sobre los civiles palestinos. Evidentemente, Israel ha hecho caso omiso. También, en mayo de 2024, el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) solicitó órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y su ministro de defensa Yoav Gallant, así como tres líderes de Hamás, por crímenes de guerra. Y en junio de 2024, el Consejo de Seguridad de la ONU ordenó un alto el fuego inmediato en Gaza. Una vez más, Israel ha ignorado estas resoluciones.
La más reciente violación del Derecho Internacional por parte de Israel fue el no reconocimiento y su oposición a la resolución adoptada el 18 de septiembre de 2024 por la Asamblea General de las Naciones Unidas que le exige a Israel a terminar su ocupación de los territorios palestinos en un plazo de 12 meses (La Asamblea General de la ONU votó una resolución sobre el fin de la ocupación de Palestina | Noticias ONU). La medida contó con 124 votos a favor, 43 abstenciones y solo 14 votos en contra, entre ellos el de Estados Unidos. La resolución, promovida por Palestina y respaldada por más de 40 países, se basa en las determinaciones emitidas en julio pasado por la Corte Internacional de Justicia que reafirma la ilegitimidad de la ocupación y el deber de Israel de terminarla, así como de desmantelar todos los asentamientos en los territorios palestinos ocupados. Además de estas medidas, la resolución le exige a Israel la restitución de tierras, propiedades y activos que fueron expropiados a individuos y entidades desde el comienzo de la ocupación en 1967. Estas disposiciones buscan, en el marco del conflicto entre Israel y Palestina, rectificar las acciones pasadas y restablecer los derechos de propiedad de los palestinos.
No obstante, la violación sistemática del Derecho Internacional por parte de Israel se da también gracias al apoyo y respaldo que recibe de los Estados Unidos. Además de un apoyo militar a Israel por valor de 300.000 millones de dólares desde 1946 (U.S. Aid to Israel in Four Charts | Council on Foreign Relations (cfr.org)), los Estados Unidos han vetado 45 resoluciones del Consejo de Seguridad en favor de Israel desde 1945 (How the US uses its UN veto power to protect Israel (globalaffairs.org)). Sin el apoyo de los estadounidenses, Israel no podría cometer genocidio en Gaza.
El 7 de octubre de 2023.
A partir del 7 de octubre de 2023, la situación entre Israel y Palestina ha escalado a niveles aún más trágicos y violentos. Tras los ataques terroristas del grupo Hamas, condenables desde cualquier punto de vista, 1.200 israelíes fueron asesinados y 240 personas fueron tomadas como rehenes. Este evento fue la disculpa perfecta por parte de Israel para apropiarse de más territorios palestinos y forzar a sus habitantes a abandonar Gaza. El conflicto entre Israel y Palestina se agudizó con la respuesta desproporcionada y violenta del gobierno israelí contra el pueblo palestino en Gaza y Cisjordania con la excusa de combatir a los militantes de Hamas. A la fecha, se estima que más de 42.000 palestinos han sido asesinados bajo los ataques del ejército israelí, siendo en su mayoría mujeres y niños, además de dejar más de 95.000 heridos. Si se cuentan las muertes indirectas, como las causadas por enfermedades, el hambre o de las personas que no pueden ser rescatadas y que fallecen por el peso de los escombros causados por los bombardeos, no es inverosímil estimar que 186.000 muertes, o incluso más, podrían ser atribuibles al actual conflicto entre Israel y Palestina en Gaza en el transcurso de un año (Compter les morts à Gaza : difficile mais essentiel – The Lancet).
Según las Naciones Unidas, cerca de 900 médicos y otros trabajadores sanitarios, más de 125 periodistas y más de 220 empleados de las Naciones Unidas y organizaciones humanitarias también han muerto bajo los ataques del ejército israelí. Se trata de récords entre todos los conflictos del mundo de los últimos años. En términos similares, más del 85% de las instituciones educativas de nivel básico y medio, así como la totalidad de las instituciones de educación superior en Gaza, han sufrido destrucción total o daños significativos. Además, treinta y uno de los treinta y seis hospitales, junto con todos los centros de atención primaria de salud, han sido devastados y sustituidos por instalaciones provisionales.
Lo iniciado el 7 de octubre de 2023 representa una intensificación de las políticas expansionistas de Israel, conducta que ha sido apoyada por profunda alianza con Estados Unidos, caracterizada por un sostenido apoyo económico y militar, así como un incondicional respaldo en foros diplomáticos internacionales, sugiere un respaldo estadounidense a estas acciones, tanto del poder ejecutivo como del legislativo. Esta alianza histórica ha contribuido a la prolongación del conflicto entre Israel y Palestina que muestra signos evidentes de genocidio. En enero de 2024, a tan solo tres meses del inicio de los ataques de Israel contra el pueblo palestino, la CIJ determinó que existe una duda razonable de genocidio en Gaza y ordenó a Israel a que evitara tales actos y «permitiera el suministro de los servicios básicos y la asistencia humanitaria que se necesitan con urgencia» (Order of 26 January 2024 (icj-cij.org)). A pesar de que la justicia internacional carece de los medios necesarios para ejecutar sus fallos en estas circunstancias, es crucial que la comunidad internacional exprese su repudio unánime hacia Israel para poner fin al genocidio en Gaza.
La resistencia y la solidaridad internacional.
En los últimos meses, se han registrado más de mil manifestaciones en al menos 850 ciudades alrededor del mundo en apoyo a la causa palestina. La condena internacional y local hacia las políticas del gobierno de Israel se intensifica, lo que se refleja en el incremento de movilizaciones sociales significativas, incluyendo protestas dentro de Israel. Esta situación evidencia una creciente preocupación global y un llamado a la reflexión y al cambio por parte de diversos sectores de la sociedad. Las protestas han resonado especialmente en universidades estadounidenses y europeas, donde estudiantes y profesores, frente al conflicto entre Israel y Palestina exigen que sus universidades condenen las acciones de Israel en Gaza y cesen inversiones y financiamiento de entidades asociadas con el respaldo a las políticas de ocupación del gobierno israelí. A pesar de la falta de cobertura de muchos medios de comunicación, el movimiento propalestino sigue ganando fuerza. El mundo entero está siendo testigo en vivo de este conflicto gracias al poder de las redes sociales y del periodismo independiente y las muestras de respaldo y solidaridad hacia Palestina van en aumento, así como también el rechazo y condena a los crímenes de guerra del ejército israelí y del gobierno de Netanyahu.
La solución al conflicto entre Israel y Palestina podría lograrse no solo con un alto al fuego y la reanudación de la asistencia humanitaria, sino también con la retirada de las fuerzas militares israelíes de las zonas palestinas y la devolución de los territorios ocupados. Dentro del marco legal internacional, persiste una solución: la aceptación mutua de dos naciones soberanas. Esto implicaría asegurar la coexistencia de Israel y un Estado palestino en paz, compartiendo las áreas que actualmente comprenden Israel, la Franja de Gaza y Cisjordania ocupada.
Nuevas tensiones en Oriente Medio.
Recientemente, Israel ha estado predicando que el conflicto podría extenderse al Líbano y a Irán. El conflicto en esta región se está intensificando debido a los ataques directos de Israel a Irán, así como bombardeos israelíes en el Líbano, Siria y Yemen. El 17 y 18 de septiembre, varias personas perdieron la vida y una multitud sufrió heridas, debido a la detonación de dispositivos de comunicación, específicamente buscapersonas y walkie-talkies, que estaban en posesión de integrantes de la milicia de Hezbollah. Tras este ataque perpetuado en territorio libanés, Israel inició una operación de mayor envergadura en este país con el asesinato de Ismail Haniyeh de Hamas y Hassan Nasrallah de Hezbollah, Por su parte, la respuesta de Irán no se hizo esperar, quien a su vez lanzó cientos de misiles contra Israel en represalia por los asesinatos de líderes pro-iraníes. El escenario de una guerra abierta y total en el Oriente Medio es real y los recientes acontecimientos parecen indicar que sin un alto el fuego y una solución duradera, habrá una intensificación regional.