Un reciente informe de la ONU reveló que erradicar la pobreza extrema en mujeres tomará 137 años. En Colombia, las medidas económicas tomadas no ofrecen soluciones efectivas a este problema.
El informe Progreso en los Objetivos de Desarrollo Sostenible: la perspectiva de género 2024, pública una cifra alarmante: para poner fin a la pobreza extrema de las mujeres se necesitan aproximadamente 137 años.
Resulta irónico que se revele dicha cifra, considerando que a la vez se expone en el mismo informe que para el 2050 se estima que 158 millones de mujeres más caerán en la pobreza extrema debido al cambio climático.
En el año 2015, con el fin de eliminar la pobreza, el hambre, el cierre de las brechas de desigualdad, entre otros, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó 17 objetivos de desarrollo sostenible, los ODS, como parte de la agenda global hasta el año 2030.
Pese a que se reportan avances en el cumplimiento de los ODS, la realidad es que se evidencia la feminización de la pobreza monetaria en el mundo. Además la desprotección social de las mujeres continúa siendo enorme:
En el 51% de los países hay trabas que impiden que las mujeres accedan a los mismos empleos que los hombres; en los ámbitos de ciencia, tecnología, ingeniería e incluso matemáticas solo el 35% de las personas graduadas son mujeres.
No se puede olvidar que para proteger los derechos de la mujer y erradicar la pobreza entre las mujeres, lo fundamental es el pleno desarrollo de las economías nacionales. En países atrasados y pobres, sectores de su población permanecerán en la pobreza. Adicionalmente se requiere de la mejora de diversos factores como, garantizar el acceso a una educación científica y de calidad, vinculación al mercado laboral; empleos dignos, remuneración con salarios justos, reducción de los niveles de informalidad y asegurar acceso a la salud, entre otros.
La pobreza extrema y monetaria en Colombia
El año pasado la pobreza monetaria, es decir, quienes tienen ingresos mensuales inferiores a $435.000, tuvo una ligera reducción pasando del 36,3% al 33%, mientras que la pobreza extrema que comprende ingresos mensuales de menos de $218.000 pasó del 13,8% al 11,4% según cifras del DANE.
La reducción es mínima, pero el problema es mucho más grave si se tiene en cuenta que las categorías de pobreza se definen con ingresos paupérrimos. Pues en realidad no se puede sobrevivir con $218.000 mensuales. Estas cifras son el reflejo del atraso y subdesarrollo al que está sometido el país.
Entre los pobres, las más afectadas son las mujeres. El DANE reveló que el 41,4% de las mujeres que son jefas de hogar viven en condiciones de pobreza , un 8.3% mayor que los hombres jefes de hogar.
La clasificación del DANE a cada hogar se basa en el nivel de ingresos mensuales, como se menciona a continuación:
- Pobreza extrema: entre $0 y $218.846 mensuales.
- Pobreza monetaria: entre $218.847 y $435.375 mensuales.
- Vulnerable: entre $435.376 y $853.608 mensuales.
- Clase media: entre $853.608 y $4.596.352 al mes.
- Clase alta: aquellos que obtienen ingresos por más de $4.596.352 al mes.
Estos rangos son preocupantes, puesto que evidencian el alto porcentaje de personas que tienen ingresos mensuales inferiores a un salario mínimo, además es absurdo clasificar en la clase social alta a quien tenga ingresos superiores a 3 salarios mínimos.
Mientras el gobierno de Gustavo Petro y los medios de comunicación ponen cortinas de humo sacando titulares con noticias, como “1.6 millones de colombianos salieron de la línea de pobreza”, la pobreza estructural continúa siendo agobiante para la población.
A pesar de los intentos por categorizar la pobreza monetaria y minimizar su gravedad, la realidad es innegable. Los bajos ingresos impiden lograr una calidad de vida digna y se necesita reconocer que la situación es mucho más dolorosa de lo que se quiere admitir. Con el alto costo de los alimentos, los servicios públicos e incluso el transporte y la gasolina, a los colombianos apenas les alcanza para sobrevivir.
¿Qué hacer para erradicar la pobreza?
Hasta hoy, Colombia ha cumplido rigurosamente con las recomendaciones de los organismos internacionales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), pero los resultados en materia económica no se reflejan en un mejoramiento de la calidad de vida de los colombianos.
Es hora de que se implementen estrategias efectivas que aborden las causas profundas de la desigualdad económica y promuevan un cambio en la vida de la población. Por ejemplo, la renegociación de los Tratados de Libre Comercio (TLC), que impulsaron la liberación total del mercado, atrayendo multinacionales que han terminado por quebrar a la industria y al campo colombiano. Esto se traduce en la imposibilidad para generar empleos, aumentando el hambre y la pobreza de hombres y mujeres.
La destrucción de la producción nacional ha estancado la generación de riqueza, por esa razón no se puede erradicar la pobreza monetaria y extrema que afecta en mayor medida a las mujeres, haciendo que la posibilidad de garantizar derechos sea lejana.
Salir de la pobreza implica que en el país se desarrollen varios factores que permitan mejorar las condiciones de vida de la sociedad más allá del nivel de ingresos mensuales. Algunos ejemplos: garantizar la financiación adecuada a las universidades públicas e invertir en la mejora del sistema público de salud.
La coherencia en la implementación de las políticas es fundamental, el presidente Gustavo Petro debe entender que el problema estructural de la pobreza no se soluciona con discursos. De lo contrario, su retórica seguirá traduciéndose en “Pobreza, pobreza y más pobreza”.