¿Qué esperar de las elecciones en los Estados Unidos?

Nov 4, 2024Pasa en el mundo

Corresponsal +57 Conexión Colombia, La Florida, Estados Unidos
Las elecciones en los Estados Unidos están marcadas por la incertidumbre y la desconfianza en un sistema electoral complejo y poco representativo.

Las elecciones en los Estados Unidos del próximo 5 de noviembre se encuentran en máxima tensión. Las encuestas aún no anticipan un ganador, y los pronósticos cambian día a día según el Estado y el ánimo de los encuestados. Las inconsistencias programáticas de cada candidatura, los cambios de posición sobre temas cruciales de la política estadounidense y, notablemente, los acontecimientos internacionales hacen muy arriesgado predecir un resultado en estas elecciones.

La realidad es que el estadounidense común se encuentra en un estado de indecisión y, en muchos casos, de desencanto. Un aspecto poco abordado en los medios de comunicación al respecto de las elecciones en los Estados Unidos es la desconfianza hacia el sistema de elección indirecta. En el país que se considera a sí mismo como la democracia más grande del mundo, el proceso electoral resulta tanto complejo como poco representativo, ya que permite que un candidato gane la elección sin obtener la mayoría del voto popular.

El cuestionado sistema electoral norteamericano

Tomemos como ejemplo las elecciones de 2000 y 2016: en la primera, los candidatos Al Gore (Demócrata) y George W. Bush (Republicano) se enfrentaron en una disputa reñida. Gore obtuvo el 48.38% del voto popular, mientras que Bush alcanzó el 47.87%; sin embargo, en el Colegio Electoral, Bush ganó con 271 compromisarios contra 266 de Gore. Florida fue un caso notable de disputa electoral y polémicas por posibles irregularidades. El segundo ejemplo es aún más revelador: en 2016, Hillary Clinton (Demócrata) recibió el 48.17% del voto popular frente al 46.15% de Donald Trump (Republicano). Sin embargo, Trump se aseguró la presidencia al obtener la mayoría de votos en el Colegio Electoral (304 contra 227 de Clinton). Estos casos ilustran la creciente exigencia de los ciudadanos por una reforma en el método de elección del Colegio Electoral, un sistema de 538 delegados o compromisarios distribuidos entre los Estados, encargados de elegir al presidente y vicepresidente, cuya decisión luego es ratificada por el Congreso en pleno para confirmar su legalidad y oficializar el resultado.

Según una encuesta del centro de investigaciones Pew, 6 de cada 10 estadounidenses (63%) preferirían que el ganador de la elección presidencial sea quien obtenga la mayoría de votos a nivel nacional. En otras palabras, una clara mayoría de los estadounidenses desea que sea el voto popular, y no el Colegio Electoral, el que decida al presidente.

Otro factor que alimenta la incredulidad de los ciudadanos en estas elecciones en los Estados Unidos es la falta de propuestas claras de los candidatos sobre problemas concretos. Un ejemplo es la crisis de vivienda, agravada por los altos costos de propiedades y alquileres, que contribuyen al aumento de personas sin hogar en ciudades como Los Ángeles, Chicago, Nueva York y Boston. También preocupa el crecimiento de las adicciones a las drogas, que causa un alarmante número de muertes cada año sin un plan federal adecuado, el alto costo de los alimentos, el deterioro de la infraestructura vial y ferroviaria, y el enorme déficit fiscal, entre otros problemas urgentes.

La campaña de multimillonarios y de grandes medios

La apatía electoral es tan preocupante que multimillonarios están movilizando grandes sumas de dinero hacia las campañas, superando incluso los límites legales y violando la legislación vigente. En las últimas semanas, tres de los «grandes ricos» contribuyeron con 220 millones de dólares a la campaña de Trump. Uno de ellos, Elon Musk ha estado financiando con alrededor de 75 millones de dólares el “América PAC”, un comité de acción política en apoyo a la campaña del expresidente. Trump enfrenta dificultades para convencer a los votantes debido a su retórica antiinmigrante y de tinte autoritario, sin lograr cambiar su imagen de misógino, xenófobo e impulsivo, ni el impacto negativo de sus múltiples problemas legales y civiles derivados de acciones pasadas.

En las filas del Partido Demócrata suenan las alarmas en estas elecciones en los Estados Unidos, y figuras retiradas del partido están saliendo a escena para apoyar activamente a la candidata Harris, quien ha visto una caída en la preferencia popular tras un comienzo muy publicitado. Los Obama han intensificado su participación, y los medios respaldados por el multimillonario Soros están en plena campaña propagandista para rescatar la imagen de Harris, quien representa el continuismo expansionista y militarista del gobierno Biden.

Por otro lado, los grandes medios de comunicación, tanto demócratas como republicanos, también están trabajando a toda máquina para mejorar la imagen de sus candidatos, tratando de hacerlos más atractivos para el electorado, pese a los constantes episodios que ponen en evidencia la falta de coherencia en sus ideas y propuestas.

El apoyo a Israel pasa cuenta de cobro

No podemos ignorar la influencia de la situación internacional en estas elecciones en los Estados Unidos. La opinión pública estadounidense muestra un rechazo creciente hacia el genocidio en Gaza contra el pueblo palestino, debido al apoyo brindado por el Partido Demócrata y la administración Biden. Desde la Convención Nacional Demócrata, que nominó a Kamala Harris como candidata a la vicepresidencia, se han intensificado las manifestaciones de solidaridad con la causa palestina, pidiendo el fin de las hostilidades, el aumento de la ayuda humanitaria y la suspensión del apoyo económico y militar que la administración Biden y la candidata Harris han brindado a Israel.

Mientras los servicios asistenciales para los estadounidenses se ven recortados, Estados Unidos ha entregado más de 18 mil millones de dólares a Israel en el último mes para financiar ataques en la región. Los dos candidatos, Harris y Trump, parecen competir por demostrar su lealtad al gobierno de Netanyahu. Tanto el pueblo estadounidense como la comunidad internacional exigirán cuentas a Estados Unidos por esta violación del derecho humanitario internacional.

Bipartidismo sin banderas en las elecciones en los Estados Unidos

El transfuguismo está muy marcado en estas elecciones en los Estados Unidos; republicanos reconocidos por sus posturas militaristas, como Cheney y Bolton, han abandonado las filas del candidato Trump para unirse a la campaña de Kamala, convencidos de que ella continuará con la política expansionista y guerrerista del actual presidente Joe Biden. A su vez, algunos funcionarios de alto rango de la administración Trump han cambiado sus preferencias y comienzan a conspirar contra el expresidente, delatando información confidencial relacionada con sus conductas indeseables. No menos significativa ha sido la adhesión al movimiento trumpista de una figura del partido Demócrata, Robert Kennedy Jr., lo que deja claro que, ante la ausencia de programas y propuestas políticas sólidas, cada cual se acomoda donde mejor le convenga.

No es sorprendente que, en este contexto, los votantes norteamericanos se sientan confundidos y apáticos. Esta situación es una manifestación de la decadencia que atraviesa el país más poderoso del planeta y refleja que, independientemente de quién gane la presidencia, no hay esperanzas de recuperación para sus conciudadanos.