El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, anunció el pasado 20 de agosto que acometerá la que calificó como la obra más ambiciosa de su administración, consistente en un complejo deportivo y recreativo que incluye un mar, al que los antioqueños con su característico sentido del humor han empezado a llamar el Mar de Fico y que, de acuerdo a lo expresado por él, tendrá un área de playa comparable con la de Johnny Cay.
¿En serio, un mar?
Un amigo con buen sentido del humor comentó que, así como Trump exige que en los mapas el Golfo de México se llame de América, el alcalde de Medellín aspira a que, en los mapas del futuro, empiece a aparecer el Mar de Fico.
Sería el primer mar artificial del planeta. Hasta ahora el ser humano ha podido crear playas artificiales en riberas de mar o de ríos que no las tienen. Se han creado islas en cuerpos de agua dulce e incluso en el mar, tal cual lo han hecho en el deslumbrante y ficticio emirato de Dubái, con grandes obras de ingeniería desde luego; incluso se pueden hacer piscinas con algún tipo de playa y hasta con olas, pero mar, propiamente lo que se llama mar, definitivamente sería el primero en el mundo: el Mar de Fico.
Tal vez lo más parecido hasta ahora era el Seagai Ocean Dome en la ciudad japonesa de Miyazaki, solo que ese era al nivel del mar y no a los 1.500 MSNM y tenía el verdadero cuerpo de agua salada a tan solo 300 metros de distancia. Pero el muy creativo alcalde de Medellín ha anunciado que lo hará a 220 kilómetros de la playa más cercana en línea recta y de la que nos separa nada más que parte de la cordillera central y toda la occidental. ¡Verdaderamente portentoso!
Bueno recordar que el tal Seagai Ocean Dome era una enorme piscina con olas y arena, incluso con techo corredizo que se cerraba en el invierno y se abría en el verano. Ese experimento cerró en 2007, fue demolido en 2017 y quedó como un mal recuerdo de la burbuja japonesa de los años 90 del siglo pasado.
Hay varias playas artificiales en el mundo, pero todas a la orilla del mar, o de playas con arena artificial en piscinas de agua dulce o ríos. Incluso, los holandeses han hecho lo contrario, robarle tierra al mar, el famoso Flevopolder. Mencionemos la playa Larvotto en Montecarlo, en el exclusivo principado de Mónaco, la Playa Soleada, Shanghái, las de Odiaba en Tokio, la creada en Malé, Islas Maldivas, todas a la orilla del mar de verdad, o las playas fluviales como la del Río Sena Paris-Plages en Francia.
Pero el alcalde nos anuncia que con menos de USD $50 millones, en Medellín tendremos un mar. Por fortuna el alcalde no cuenta con más dinero, pues nos podría ofrecer, no ya el Mar de Fico, sino el Océano Fíquico y ahí si nos fregaríamos todos, pues nos tendríamos que ir a vivir cerca al páramo de Sonsón o al de Belmira.
¿El Mar de Fico armoniza con alguna de las líneas del Plan Distrital de Desarrollo?
Aparte de lo chistosa y ridícula que suena la propuesta del Mar de Fico, que a mi juicio no pasa de ser una montañerada, de aquellas que, no sin razón en algunas ocasiones, nos han valido el calificativo de exagerados a nosotros los antioqueños, examinemos si la costosísima piscina con olas y arena, tiene algún asidero en el Plan de Desarrollo Distrital, PDD, carta de navegación de la alcaldía.
Busqué en cual línea del PDD podría caber, primero en lo que concierne al espacio público, y allí no aparece para nada el Mar de Fico, entre otras cosas, porque si tuviera el propósito de sumar espacio público para la ciudadanía, no agregaría ni un metro cuadrado más, pues se haría en lo que hoy es ya espacio público.
El Plan de Desarrollo en ese tema es bastante tacaño en una ciudad que escasamente posee 3,96 M2 de espacio público por habitante. Siendo extremadamente generoso con el cálculo del espacio público que pudiera sumarse con este PDD, escasamente lo subiría a 4,03 M2 por habitante, cuando la recomendación de la OMS es de entre 10 y 15 M2.
Y si hablamos de escenarios deportivos, que podría ser otra de las líneas en que a la brava podría meter el Mar de Fico, tampoco. Escarbando en el PDD, encontré que lo único que este contempla al respecto es el mantenimiento y rehabilitación de cerca de 500 unidades. Eso quiere decir que nuestro triatlonista alcalde olvidó incluir en su Plan lo que él describe como el mejor escenario del mundo para esa disciplina deportiva.
¿Y lo único que le falta a Medellín es el mar?
Esta es la pregunta clave para el alcalde y la ciudadanía. Cualquiera que mire, así sea superficialmente que le falta a Medellín, encontrará, antes que Mar de Fico, existe una lista grande de pendientes con sus habitantes.
Empecemos por un tema que prácticamente afecta a todos los habitantes de nuestra ciudad: la construcción de vivienda. Esta sí que es una auténtica prioridad, pues si se incentivara en serio, de carambola le pegaría, por un lado, a la gentrificación bárbara, o turistificación como la llaman ahora, que está viviendo La Bella Villa, y por otro, al tema de la adaptación a la crisis climática y a la mitigación de sus efectos, en virtud de que la escasez y encarecimiento de vivienda, obliga a los más pobres de los pobres a asentarse en sitios de altísimo riesgo, con tragedias dolorosas como las que se vivieron en la última temporada invernal.
Según una investigación sobre la incidencia de la planeación urbana territorial en la producción de vivienda de interés social, elaborada para obtener su grado de maestría en Estudios Urbano-Regionales de la Universidad Nacional, Diego Palacio encontró que entre 2019 y 2023, en Medellín se duplicó la escasez de vivienda. Se llegó a la cifra de 16.000 viviendas faltantes y casi 100.000 hogares con vivienda en condiciones absolutamente inadecuadas.
En 2019 se elaboró el Plan Estratégico Habitacional de Medellín (PEHMED), justo en la primera alcaldía de Federico Gutiérrez, y en él se fijó la meta de reducir ese déficit significativamente para 2030. Estamos a escasos cinco años de que se cumpla ese plazo, y de aquello nada, el déficit, en lugar de reducirse, aumenta.
El Plan Distrital de Desarrollo vigente fijó la meta de algo así como 1.300 hogares con vivienda nueva y de unos 12.000 mejoramientos de vivienda. Una verdadera burla, que este alcalde, que le propuso a la ciudad en 2019 una reducción significativa de los déficits cuantitativo y cualitativo de vivienda, nos ofrezca en el PDD de su segundo mandato, que buscará, a escasos tres años de la fecha fijada en el PEHMED, reducirlos escasamente un 8% en el cuantitativo y un 12% el cualitativo. Ahora, esto es en el papel, a estas alturas y ya llegando casi a la mitad de su mandato, hay evidencia de que no se ha avanzado mayor cosa en esa paupérrima meta.
La conclusión es muy evidente: si se llega a materializar el tal Mar de Fico, con esa enorme inversión, lo más que se logrará será el brillo de unas piscinas grandes con arena artificial, sin crecer un milímetro el área de espacio público para la ciudadanía.
Y lo que es peor, este megalómano proyecto, no solo no está en Plan Distrital de Desarrollo vigente, sino que no apunta a resolver ni de lejos alguna de las principales necesidades de Medellín; es más, podemos decir que los agravaría, pues acentuaría la turistificación que ha disparado los precios de la vivienda y acrecentado los problemas de asentamientos subnormales.
Dicen que, si piensas mal, es muy posible que aciertes. Sería bueno averiguar quién está detrás de esta absurda idea y qué intereses lo mueven, no vaya a ser que estemos ante una versión desmejorada del tal Central Park de Luis Pérez.