Como cada año, inicia una nueva discusión alrededor del aumento del salario mínimo, y no es menor la discusión, puesto que entra a definir, en muchos aspectos, la calidad de vida que podemos tener los colombianos en el año entrante. Esta discusión, por la naturaleza del asunto, tiene un sustento en la Constitución de nuestro país, es así que encontramos el artículo 53 que señala como uno de los principios mínimos fundamentales en materia laboral, una remuneración mínima, vital y móvil. En igual medida se tiene en consideración el artículo 56, dejando estipulado la creación de una comisión permanente integrada por el Gobierno, por representantes de los empleadores y de los trabajadores, y que, entre otras funciones, concertará las políticas salariales y laborales. Esto permite entender que, la relevancia del salario mínimo en el país viene revestida de un carácter constitucional. Ahora bien, el literal d) del artículo 2° de la Ley 278 de 1996, le otorga una función particular a la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, esto es: «Fijar de manera concertada el salario mínimo de carácter general, teniendo en cuenta que se debe garantizar una calidad de vida digna para el trabajador y su familia«.
Incertidumbre antes que tranquilidad
Bastante claro lo ha establecido la ley, el propósito del salario mínimo, y de su aumento, es garantizar una vida digna, tanto para el trabajador como para su familia, aspecto que no parece tener mayor relevancia al momento de dar la discusión. La concertación del salario mínimo trae consigo una discusión política, y tal concertación debe tener en consideración elementos sustanciales que pueden afectar de manera considerable la vida de todo el país. Si bien para nadie es un secreto que aumentar sin techo alguno el salario mínimo puede generar más dificultades que beneficios, sin embargo, esta premisa ha sido bandera para limitar, en gran medida, el crecimiento de la capacidad adquisitiva de los trabajadores. Así como cada año se inician las conversaciones para el aumento del salario, los defensores del neoliberalismo pregonan que el aumento ha de estar ajustado al IPC, para no afectar a las empresas, porque un aumento “grande” impediría el crecimiento empresarial, el trabajador cuesta más.
Frente a estos argumentos el papel de los representantes de los trabajadores, los sindicatos, cobra vital importancia, pues se trata en esencia de defender a los trabajadores y las condiciones de vida para el próximo año. Sin embargo, cuesta creer, debido a las relaciones que han mantenido algunos líderes sindicales con el gobierno, que vayan a desempeñar esa tarea de la mejor manera, lo que genera una incertidumbre más que justificada. Algo en lo que esperamos equivocarnos por un amplio margen.
Verdades ilusorias
Repetir una mentira hasta que se convierta en verdad es una de las estrategias que se conocen en la política, y como ya hemos mencionado, la discusión del salario mínimo es de índole política, es por eso que se hace necesario saber si el aumento del salario afecta a las empresas tal y como lo han venido exponiendo. “Según cifras entregadas por el Ministerio de Trabajo, con base en datos del Dane, entre enero y agosto de 2024 hubo un promedio de 22,8 millones de personas ocupadas formalmente. De esta cantidad, más de 10 millones de personas (43,86%) ganan menos de un salario mínimo y otras 3,3 millones (14,76%) solo Ganan Un Salario Mínimo.” Adicionamente, en la Ponencia Positiva de noviembre 2023 para el primer debate de la reforma laboral presentada por el Gobierno, señalaron particularmente que, “Siguiendo con los efectos de la Reforma Laboral propuesta por el Gobierno Nacional es importante resaltar que la ganancia en términos salariales de ingresos para los trabajadores se traduce en un estímulo a la demanda agregada de la economía a través del consumo. “(…) Cómo se ha visto, no existe evidencia que soporte la idea de que una disminución de los costos laborales (vía flexibilización) reduzca la tasa de desempleo del país. Por lo que es necesario considerar a los niveles de ingreso y demanda agregada cómo los determinantes del nivel de empleo (…)»»(…) De manera que un incremento en ésta ayuda a consolidar una economía con mayor empleo y crecimiento económico.
”Los números no mienten, la realidad del país es clara, la mayor parte de la población que trabaja formalmente no reciben siquiera el mínimo, y es ahí donde, el gobierno por medio del ministerio del trabajo y los representantes de los trabajadores deben poner los esfuerzos, recordando que el propósito siempre es y será garantizar vida digna para el trabajador y su familia. Se cae entonces, por su propio peso, el argumento de todos los años, aumentar razonablemente el salario mínimo no afectará la capacidad para contratar de las empresas, esto en razón a que existen millones de colombianos que ganan por debajo de esa línea, es decir, contratan y pagan menos de lo que deberían, tal y como se sostuvo en la posición presentada en la ponencia.
Los sindicatos, como representantes de los trabajadores deben atender el llamado que hace la realidad material, trabajadores con menos capacidad adquisitiva es el reflejo de un país cada día más pobre. La discusión por el aumento del salario mínimo debe girar en torno a los trabajadores, mejorar su capacidad de gasto, buscando siempre las mejores condiciones y los sindicatos deben orientar la negociación en este sentido, esperando que el aumento no termine definiéndose por Decreto.