El salario mínimo en 2025 subirá un 9.5%, lo que genera críticas de empresarios que lo califican de populista y de trabajadores que lo consideran insuficiente. Este aumento, lejos de ser elevado, sigue los promedios de gobiernos anteriores y presenta cifras maquilladas para aparentar mayor beneficio. Sin medidas que apoyen a las Mipymes, principales generadoras de empleo, persisten las dificultades económicas tanto para trabajadores como empresarios, manteniendo la precariedad económica en el país.
Salario mínimo, se revive la discusión
La discusión anual sobre el salario mínimo en Colombia refleja un debate entre proteger el poder adquisitivo de los trabajadores y las restricciones empresariales, con impacto directo en la calidad de vida nacional.
Una coincidencia equivocada
El decreto que incrementa en un 9.5% el salario mínimo en 2025, puso a coincidir a voceros de los empresarios con el gobierno, en el sentido de señalarlo como muy alto. Los primeros para señalar la medida como populista y peligrosa para sus intereses y el presidente Petro para engañar nuevamente a los trabajadores.
Es curiosa esta coincidencia, que, de paso, está inscrita en la estrategia de mantener la polarización que tanto daño le está causando al país. La verdad es que ambas posiciones son erradas. Es demostrable que lejos de ser elevado, el incremento definido se encuentra en el promedio de los últimos gobiernos neoliberales, distante, tanto de las peticiones de los trabajadores como de los incrementos de gobiernos de otras latitudes denominados progresistas que tanto se traen a colación.
El salario mínimo a medios cálculos
En plata blanca, mantener el valor del salario mínimo debe corresponder a la sumatoria de la inflación causada, más la productividad del trabajo acumulada en el año. Eso nos daría que 5.2 % de inflación, más 3.43% de productividad laboral, arroja la cifra de 8.63%, solo para mantener el valor del salario mínimo en 2025. Es decir, el incremento real no llegó ni al 2%.
El movimiento sindical ha reclamado siempre que se tome para la sumatoria la productividad del trabajo, pero asumamos que este gobierno, al igual que todos los anteriores tomó como referente el 1.73%, que es la productividad global. En ese caso, el cálculo del incremento del salario mínimo escasamente llegaría al 2.57%, muy similar a los promedios de Uribe, Santos y Duque, con la excepción del concertado en el 2022, de 1 millón de pesos (más del 4%), resultado de la petición unificada del movimiento sindical y aceptada por Duque y los empresarios.
Como podemos ver, bastante lejana de la hoy escandalera en la gran alza, tanto por gobierno como por voceros del empresariado. Engaña Petro a los trabajadores sobrevalorando este incremento y por tratar de adornarlo con el incremento en el auxilio de transporte y la inflación del año entrante, para insinuar que su aumento llega a más del 6%, porque además vincula la fórmula de la inflación esperada para las sumatorias, engañifa neoliberal que las Cortes enterraron hace tiempo.
Impacto en los pequeños y medianos empresarios
En las peticiones democráticas para fijar un incremento mayor, tal como se acordó en el Comité Ejecutivo de la CUT por mayoría, se incluyó un paquete de medidas para proteger al gran universo de los pequeños y medianos empresarios, para que, al atender el positivo incremento, no se pusiera en riesgo su sostenibilidad.
Quienes propusimos desde el sindicalismo independiente y autónomo, que el salario mínimo en 2025 debía llegar a 1.5 millones (15%), lo ligamos indisolublemente a un planteamiento que nuevamente consignamos y que desde luego, tiene plena vigencia: Lo que hay que conjugar, y es lo que no ha sabido hacer el gobierno actual ni los anteriores, garantizar que mejoren las condiciones de la población empobrecida con un alza dignificadora de los salarios y, simultáneamente, dar a los empleadores y al sector productivo, principalmente el de las Mipymes, generadoras del 80% del empleo, las condiciones de todo tipo para que tengan la capacidad de pagarlos.
Eso se traduce en proteger el mercado interno, renegociar los TLC, estimular las exportaciones, frenar las importaciones, frenar el abuso del capital financiero que asfixia al sector productivo con tasas de interés confiscatorio, garantizando créditos baratos y darles estímulos tributarios y apoyo a los aportes a la seguridad social de los trabajadores, que les eviten sucumbir frente a las grandes empresas y las multinacionales. Este debe ser el eje de la discusión sobre las alzas salariales.
El compromiso del movimiento sindical
El movimiento sindical tiene que discutir salidas integrales que apunten a defender la soberanía, el trabajo y la producción nacionales, postura que obliga a mantener independencia frente a patronos, gobiernos y cualquier poder extranjero. Asuntos que hoy están en entredicho por la actitud colaboracionista de buena parte de la dirigencia sindical con el gobierno de Petro.
Por eso reiteramos, el incremento no es ni muy, muy elevado y positivo para los trabajadores como lo afirma el coro petrista, ni tan, tan dañino para la generación de empleo como se propala por voceros del empresariado, claro está, si no va acompañado de medidas que protejan la producción nacional, cuya ausencia es la verdadera causa de sus penurias.
*Firmado por Tribuna Sindical
- Timoteo Romero, ejecutivo CUT Nacional; Jhonson Torres, ejecutivo CUT Nacional.
- Carmen Helena Dussan, Ejecutiva CUT Cundinamarca.
- Victoria Avendaño Pedrozo, secretaria de Mujer y Género, Inclusión e Igualdad – Ejecutiva de Fecode.