Más allá de las consignas ¿La reforma laboral garantizaba trabajo digno?

Mar 20, 2025Qué está pasando

Tribuna Sindical. Secretario General del SUNET.
La reforma laboral cedió reivindicaciones históricas, ignoraba la defensa de contratos dignos y rebajo aspectos que habían sido prometidos.

La reforma laboral que se tramitaba en el congreso devolvía algunos derechos arrebatados por el gobierno de Uribe, pero hacía recortes que iban en contra a las históricas reivindicaciones del movimiento obrero. Recortes que debieron ser rechazados por la cúpula de las centrales obreras.

 Dentro del movimiento sindical, algunos sectores hemos defendido la idea de abordar los debates legislativos con independencia y autonomía siempre en defensa de los intereses de los trabajadores. Manifestamos que no debía firmarse un cheque en blanco a las reformas propuestas y que era necesario rechazar sin ambigüedades los aspectos negativos y cualquier retroceso que surgiera en el trámite legislativo. Bajo esos mismos principios debe analizarse el contenido del Proyecto de Ley 1900 de 2024 que cursaba en el Congreso de la República y que terminó siendo archivado.

Senadores juntos en esto

 Es lamentable que senadores del Centro Democrático, el Partido Liberal, el Partido Conservador, MIRA y Colombia Justa Libres hayan decidido hundir varios contenidos democráticos y reivindicativos que el sindicalismo ha defendido por décadas, tales como la recuperación de la jornada diurna, el pago adecuado de dominicales y festivos, el carácter laboral del contrato de aprendizaje, la remuneración para el internado médico, la concreción de nuevas licencias y medidas contra la violencias, el acoso y la discriminación en el mundo del trabajo.

El Gobierno cedió y el sindicalismo guardó silencio

Fue penosa la decisión que ya habían tomado el Gobierno nacional y la bancada del Pacto Histórico, en acuerdo con los partidos tradicionales, de eliminar o modificar aspectos que beneficiaban a los trabajadores y que hacían parte del documento inicial. Penoso también que el movimiento sindical no se opusiera con firmeza a que el Gobierno aceptara eliminarlos. Resulta entonces contradictorio y oportunista que el presidente Petro recurra a la demagogia, buscando apoyo popular sobre temas que él mismo ya había decidido abandonar. A continuación, algunos de los puntos:

El proyecto de ley ya archivado establecía el trabajo diurno entre las 6:00 am y las 7:00 pm, con una hora de diferencia frente a lo exigido por las Centrales. Algo similar sucedió con la remuneración de dominicales y festivos, que aunque se pagarían con un recargo del 100%, el cambio solo se aplicaría totalmente a partir de julio de 2027.

La prohibición de los pactos colectivos no sería definitiva, como se prometió, sino que seguirá vigente si las organizaciones sindicales agrupan a menos de la tercera parte de los trabajadores de la empresa. Y la prohibición de los contratos sindicales tiene un parágrafo que les da plena vigencia a los que se encuentran suscritos a la fecha.

Contrato de aprendizaje: una reinvindicación a medias

 Igual suerte vivió la legítima reivindicación de recuperar el carácter laboral del contrato de aprendizaje, porque el último documento afirmaba que se remuneraría sólo en un 60% durante la etapa lectiva y 100% en la etapa práctica, abriendo una muy perversa posibilidad de retribuir un contrato laboral por menos del mínimo y permitiendo una tasa de monetización más baja, que desincentivaba a los empresarios a cumplir la cuota de aprendices. 

Sin apoyo real a las pequeñas empresas

 Además, la propuesta tenía muy graves omisiones y aspectos profundamente regresivos. El primer vacío está en la falta de medidas concretas del Gobierno para ayudar a las micro, pequeñas y medianas empresas nacionales, para mejorar su contexto productivo renegociando el TLC, rebajando aranceles y estableciendo una tarifa diferencial de renta, además de subsidios, créditos blandos y otras herramientas para contribuir con el pago de las obligaciones laborales que se verían incrementadas. En un contexto de apertura y TLC, el incremento de los nuevos costos laborales sería asumido fácilmente por una gran empresa o multinacional, pero resultaría un esfuerzo mayúsculo para la empresa nacional, que requiere medidas estatales para equilibrar la balanza. Aunque estos no son temas de una reforma laboral, no existen proyectos de ley ni medidas concretas del gobierno en este sentido. 

Abandonan los derechos laborales colectivos

 La segunda deuda está en la decisión de eliminar todos los artículos relacionados con el derecho laboral colectivo. Una actualización democrática y progresiva de la normatividad sobre la asociación, la negociación colectiva y la huelga, fue abandonada por la bancada del Pacto Histórico. También se suprimió la propuesta de recuperar la anterior tabla de indemnización de despido sin justa causa y la obligación de contar con autorización del Inspector del Trabajo para el despido de prepensionados o personas con discapacidad. 

Reforma laboral sin límites claros a la tercerización

 Y aunque se pretendía recuperar derechos arrebatados por la Ley 789 de 2002 de Álvaro Uribe, la reforma de Petro no controvertía en forma alguna la Ley 50 de 1990 de César Gaviria, que atentó contra la estabilidad laboral y el empleo directo. En cambio, en el proyecto se ampliaba de 3 a 4 años el límite de los contratos a término fijo haciendo más fácil la evasión del contrato indefinido; se retiró el artículo que establecía límites a los contratos de prestación de servicio en el sector privado, y no había ni una sola palabra que prohibiera la intermediación laboral de funciones misionales y permanentes, males estructurales de los que mayoritariamente se aprovechan las grandes empresas y las multinacionales.

El sindicalismo debe volver a su esencia

Una actitud correcta del sindicalismo debió ser, como lo hemos hecho por décadas, la de denunciar cada aspecto antinacional y regresivo en la reforma y rechazar las rebajas y concesiones. Las trabajadoras y trabajadores colombianos han sufrido por años el envilecimiento de sus condiciones laborales y, más allá de ser usados en medio del entrampamiento mediático entre el falso cambio y los mismos con las mismas, requieren un debate serio e informado que permita levantar las banderas de la agenda laboral que aprobamos en la Conferencia Nacional del Trabajo y encaminadas a fortalecer el trabajo y la producción nacionales.

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