El gobierno alemán de la coalición «Semáforo» entra en crisis política: se separa, pierde las mayorías y se prepara para nuevas elecciones. La coalición, que unía a socialdemócratas (SPD), verdes (Grünen) y liberales (FDP) se desmorona a menos de un año de las próximas elecciones, después de una baja en su popularidad y diferencias con la regla fiscal. Solo unas horas después de iniciada una reunión de emergencia para discutir diferencias y encontrar acuerdos, el canciller Olaf Scholz (SPD) anunciaba que había pedido la renuncia del ministro de finanzas Christian Lindner (FDP) sacando a este partido de la coalición y, por ende, perdiendo las mayorías parlamentarias.
Frente a esto, el canciller anunció que se sometería a un voto de no confianza el 15 de enero del próximo año y, de perderlo, se llamarían a elecciones del parlamento (Bundestag) a más tardar a finales de marzo, 6 meses antes de lo planeado. Finalmente se decidió convocar a elecciones para el próximo 23 de febrero.
¿Por qué se apagó la coalición “Semáforo”?
Si bien el anuncio del fin de la coalición “Semáforo” se dio de forma abrupta, no es inesperada. La coalición que gobierna Alemania desde el 2021, obteniendo 51,8% de los votos, alcanzo una desfavorabilidad del 84% en septiembre de este año e incluso, para inicios de noviembre, el 54% de la población deseaba que se realizarán elecciones antes de lo previsto. El punto que dio paso para el desarrollo de esta crisis política fue la regla fiscal, que establece límites al gasto público, la cual está incrustada en la constitución alemana, que Lindner se negaba a levantar para la realización de inversiones públicas.
Como las encuestas presentadas lo muestran, esta crisis política se da también como consecuencia de las políticas llevadas a cabo por la coalición que tuvieron fuertes impactos económicos y sociales en el país teutón. En lo económico, el “Semáforo” se encontró con una Alemania que, si bien había sido afectada por la pandemia, llegando a tener un crecimiento del PIB negativo del -3,8% en el 2020, había logrado volver a números positivos en el 2021, cuando presentó un crecimiento del 3,2%
Tras la guerra en Ucrania, y la decisión alemana de sancionar las importaciones de gas ruso, el más importante de sus proveedores, se dispararon los costos de la energía tanto para los hogares, como para la industria y el comercio. Por un lado, esto significó un aumento en el costo de producción, llevando el número de empresas en bancarrota de Alemania a cantidades que no se veían desde hace 14 años. Por otro lado, la población se enfrentó a una inflación que alcanzo el 6.6% en 2023, y a un aumento del salario real de tan solo el 0,1%.
En lo social, los pésimos indicadores económicos llevaron a que hubiera un hueco fiscal en el presupuesto del 2025. Ante esto, la coalición se encontró con dos opciones: levantar la regla fiscal y promover las inversiones públicas, o realizar recortes. Este fue precisamente uno de los puntos que llevarón a la crísis política, pues el ministro de finanzas liberal Lindner estaba fuertemente en contra de levantar la regla fiscal, y promovía aún más recortes en los sectores de educación, cooperación internacional, infraestructura, entre otros. En lo que la coalición siempre estuvo de acuerdo, fue en el aumento del gasto militar, y la profundización de las tensiones globales. En junio del 2022, el gobierno, junto con el partido conservador (CDU/CSU), votaron a favor de una financiación especial para el ejército alemán de 100 mil millones de euros, a través del aumento de la deuda. El truco para esto fue ponerlo en la constitución y no en el presupuesto anual. Es decir: la regla fiscal no importa para lo militar, pero si para lo social.
Además de esto, Alemania se encuentra en medio de una militarización nunca vista, con la reintroducción del servicio militar conversión de bases militares en bases de la OTAN y los planes para la instalación de misiles de medio alcance estadounidenses, con capacidad de alcanzar objetivos en Rusia, en suelo alemán. Esta militarización ha sido ampliamente rechazada por la población,como se vio en las elecciones federales de los Estados orientales de Brandenburgo, Sajonia y Turingia, donde la búsqueda de la paz jugo un rol crucial, ya que 57% de la población rechaza la instalación de los misiles estadounidenses.
¿Qué viene ahora para Alemania?
Tras el rompimiento con los liberales, Alemania entra en una crisis política con el ahora minoritario gobierno del SPD y los verdes, quienes tendrán que buscar pasar leyes con votos de los partidos de oposición hasta que se den las nuevas elecciones. En las leyes alemanas, solamente el presidente alemán puede llamar a elecciones anticipadas, y esto solamente cuando las mayorías en el Bundestag realizan un voto de no confianza al canciller. Una vez esto suceda, el presidente decreta nuevas elecciones que se tendrían que realizar en máximo 60 días.
Tras discusiones y acuerdos con el mayor partido de oposición, el partido cristano-conservador (CDU/CSU), Olaf Scholz anunció que las próximas elecciones se llevarían a cabo el 23 de Febrero, significando así que el voto de no confianza se daría a más tardar en época de navidad. Entre los ganadores de esto se encontraría el propio CDU/CSU, el partido con elementos de extrema derecha, Alternativa para Alemania (AFD) y el recién fundado partido de centroizquierda Alianza Sahra Wagenkecht (BSW).
Por ahora, el tablero político alemán queda fuertemente agitado, dejando en una crisis política a Alemania, y los partidos se preparan para las campañas que se llevarían a cabo en pleno invierno y tras la sucesión de la presidencia estadounidense a Donald Trump.
La destrucción del Gasoducto North Stream ha aumentado los costos industriales y está conduciendo a la desindustrialización, la cual conjugada con el aumento de los gastos militares y la supeditación a las políticas de Washington está generando una crisis política de imprevisibles consecuencias.