Se agudiza la crisis económica en Colombia
La crisis económica en Colombia se intensifica con más impuestos, deuda creciente y menor inversión. El déficit fiscal se dispara, la deuda pública alcanza niveles históricos y el gobierno de Petro busca otra reforma tributaria sin solucionar los problemas estructurales que afectan la sostenibilidad económica del país.
El principal problema que enfrentan las finanzas del Estado radica en el modelo económico. Colombia consume más de lo que produce y el déficit lo cubre con deuda. La situación ha llevado a un deterioro progresivo que ha intensificado la crisis económica en Colombia, con efectos visibles en el presupuesto, la inversión y el crecimiento.
Como producto de la apertura neoliberal, desde el año 2005 coexisten dos desbalances en las finanzas del país, el presupuestal y el externo, que se profundizan por momentos. Las importaciones superan a las exportaciones y los gastos del gobierno superan sus ingresos.
El fenómeno macroeconómico es conocido como “déficit gemelos” y se produce cuando un país tiene al mismo tiempo un déficit fiscal y un déficit de cuenta corriente. El hecho preocupa en la economía colombiana por su nivel de ocurrencia y por los impactos negativos sobre la productividad y el desarrollo económico del país.
El Declive de la industria en Bogotá
Bogotá ha sufrido una rápida desindustrialización desde los 90, impulsada por la apertura económica y los TLC, afectando su producción y empleo.
Dificultades en el frente externo
Desde 2014 Colombia enfrenta una balanza comercial deficitaria de más de USD $5.000 millones anuales por cuenta de factores como la caída de los precios del petróleo, la entrada en vigencia de los Tratados de Libre Comercio, la ausencia de una política productiva y comercial efectiva y la competencia de productos de bajo costo, entre otros factores.
En el gobierno de Gustavo Petro poco ha cambiado esta realidad. La balanza comercial de Colombia cerró en 2024 con un déficit de US$10.811 millones, un aumento del 11,7% respecto a 2023. Las importaciones crecieron un 2,1% y las exportaciones cayeron un 0,4%.
Los productos tropicales de bajo valor agregado como café, banano, flores, cacao, cítricos, aguacate, uchuva, entre otros, tuvieron un buen año en términos de precios y demanda y por factores externos. Las exportaciones minero-energéticas cayeron 13,1% y las exportaciones de industrias como la de vehículos, de productos farmacéuticos, de productos elaborados de metal, de productos de cuero o de confecciones también retrocedieron.
El Declive de la industria en Bogotá
Bogotá ha sufrido una rápida desindustrialización desde los 90, impulsada por la apertura económica y los TLC, afectando su producción y empleo.
Tensiones en el ámbito fiscal
Las finanzas públicas enfrentan una presión creciente, lo que despierta dudas sobre la efectividad de la Regla Fiscal para garantizar la estabilidad de la deuda. De acuerdo con el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), el gobierno nacional enfrenta retos fiscales, presupuestales y de caja.
La mala planificación de los ingresos fiscales en 2023 obligó al Gobierno a recortar $28,3 billones en gastos para 2024 y a aplazar otra buena parte para pagar en 2025, como lo evidencian los retrasos de pagos en el DANE, el sistema de salud, Agrosavia, y otras entidades.
El desequilibrio fue resultado de menores ingresos tributarios y un gasto gubernamental subestimado. Los ingresos tributarios cayeron un 4,4%, al alcanzar $267,2 billones, mientras que el presupuesto se amplió un 18,9%, unos $502,6 billones.
Para compensar el desajuste y equilibrar la caja del Estado, el gobierno se vio obligado a aplazar buena parte de los gastos proyectados. En 2024 se registró el nivel más bajo en los niveles de ejecución del presupuesto público desde 2011, 81,7%.
Los sectores de menor ejecución fueron las tecnologías de la información (30,5%), el deporte y recreación (36%), el transporte (36,3%) y la agricultura (37,6%).
El déficit del Gobierno Nacional Central (GNC) cerró el 2024 en $115,4 billones, superando en $20,5 billones la proyección del Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP). Pasó del 4,3% del PIB en 2023 al 6,8% en 2024, siendo el más alto desde la pandemia.
Al tiempo, la relación de la deuda neta con respecto al PIB aumentó de 53,8% en 2023 a 60% en 2024, acercándose a niveles históricos.
Para cumplir la Regla Fiscal, de acuerdo con el CARF, en 2025 el gobierno tendrá que recortar el presupuesto en más de $40 billones, además de los $12 billones que ya recortó por cuenta del hundimiento de la reforma tributaria contenida en la “Ley de financiamiento”.
Un sistema tributario agotado
Colombia ha abordado su déficit recurriendo a tres fórmulas tradicionales: aumento de impuestos indirectos, reducción del gasto público y mayor endeudamiento.
El gobierno de Petro ha aplicado las tres estrategias y continuará por esta vía en 2025, con Armando Benedetti como su principal negociador en el Congreso para tramitar la nueva reforma tributaria y ejecutar recortes en sectores como los aplicados en Prosperidad Social, ICETEX o el sector agropecuario.
El país perdió la oportunidad de establecer una hoja de ruta para cambiar el modelo económico y enfrentar la crisis estructural. No se avanzó en reformas fiscales que garanticen la sostenibilidad de las cuentas públicas, ni en políticas productivas insinuadas en el Plan Nacional de Desarrollo.
El sistema tributario colombiano está desgastado, agotado y altamente erosionado. Como afirma Jairo Villabona, Colombia es el país de Latinoamérica con mayores privilegios tributarios (7,4% del PIB, cuando el promedio en la región es de 4,3%), pues tiene más de 294. Si no se hace una reforma estructural, todos los gobiernos van a tener que seguir haciendo reformas recaudatorias cada dos años.
Además, Colombia pierde anualmente cerca de $100 billones por evasión fiscal, $50 billones por corrupción y $36 billones por contrabando, según la DIAN. Controlar apenas el 10% de estos recursos evitaría la necesidad de reformas tributarias recurrentes.
Sin cambios profundos, el país seguirá atrapado en un modelo que agrava sus problemas estructurales profundiza la crisis económica y limita su desarrollo a largo plazo.
Se agudiza la crisis económica en Colombia
La crisis económica en Colombia se intensifica con más impuestos, deuda creciente y menor inversión. El déficit fiscal se dispara, la deuda pública alcanza niveles históricos y el gobierno de Petro busca otra reforma tributaria sin solucionar los problemas estructurales que afectan la sostenibilidad económica del país.
El principal problema que enfrentan las finanzas del Estado radica en el modelo económico. Colombia consume más de lo que produce y el déficit lo cubre con deuda. La situación ha llevado a un deterioro progresivo que ha intensificado la crisis económica en Colombia, con efectos visibles en el presupuesto, la inversión y el crecimiento.
Como producto de la apertura neoliberal, desde el año 2005 coexisten dos desbalances en las finanzas del país, el presupuestal y el externo, que se profundizan por momentos. Las importaciones superan a las exportaciones y los gastos del gobierno superan sus ingresos.
El fenómeno macroeconómico es conocido como “déficit gemelos” y se produce cuando un país tiene al mismo tiempo un déficit fiscal y un déficit de cuenta corriente. El hecho preocupa en la economía colombiana por su nivel de ocurrencia y por los impactos negativos sobre la productividad y el desarrollo económico del país.
El Declive de la industria en Bogotá
Bogotá ha sufrido una rápida desindustrialización desde los 90, impulsada por la apertura económica y los TLC, afectando su producción y empleo.
Dificultades en el frente externo
Desde 2014 Colombia enfrenta una balanza comercial deficitaria de más de USD $5.000 millones anuales por cuenta de factores como la caída de los precios del petróleo, la entrada en vigencia de los Tratados de Libre Comercio, la ausencia de una política productiva y comercial efectiva y la competencia de productos de bajo costo, entre otros factores.
En el gobierno de Gustavo Petro poco ha cambiado esta realidad. La balanza comercial de Colombia cerró en 2024 con un déficit de US$10.811 millones, un aumento del 11,7% respecto a 2023. Las importaciones crecieron un 2,1% y las exportaciones cayeron un 0,4%.
Los productos tropicales de bajo valor agregado como café, banano, flores, cacao, cítricos, aguacate, uchuva, entre otros, tuvieron un buen año en términos de precios y demanda y por factores externos. Las exportaciones minero-energéticas cayeron 13,1% y las exportaciones de industrias como la de vehículos, de productos farmacéuticos, de productos elaborados de metal, de productos de cuero o de confecciones también retrocedieron.
El Declive de la industria en Bogotá
Bogotá ha sufrido una rápida desindustrialización desde los 90, impulsada por la apertura económica y los TLC, afectando su producción y empleo.
Tensiones en el ámbito fiscal
Las finanzas públicas enfrentan una presión creciente, lo que despierta dudas sobre la efectividad de la Regla Fiscal para garantizar la estabilidad de la deuda. De acuerdo con el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), el gobierno nacional enfrenta retos fiscales, presupuestales y de caja.
La mala planificación de los ingresos fiscales en 2023 obligó al Gobierno a recortar $28,3 billones en gastos para 2024 y a aplazar otra buena parte para pagar en 2025, como lo evidencian los retrasos de pagos en el DANE, el sistema de salud, Agrosavia, y otras entidades.
El desequilibrio fue resultado de menores ingresos tributarios y un gasto gubernamental subestimado. Los ingresos tributarios cayeron un 4,4%, al alcanzar $267,2 billones, mientras que el presupuesto se amplió un 18,9%, unos $502,6 billones.
Para compensar el desajuste y equilibrar la caja del Estado, el gobierno se vio obligado a aplazar buena parte de los gastos proyectados. En 2024 se registró el nivel más bajo en los niveles de ejecución del presupuesto público desde 2011, 81,7%.
Los sectores de menor ejecución fueron las tecnologías de la información (30,5%), el deporte y recreación (36%), el transporte (36,3%) y la agricultura (37,6%).
El déficit del Gobierno Nacional Central (GNC) cerró el 2024 en $115,4 billones, superando en $20,5 billones la proyección del Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP). Pasó del 4,3% del PIB en 2023 al 6,8% en 2024, siendo el más alto desde la pandemia.
Al tiempo, la relación de la deuda neta con respecto al PIB aumentó de 53,8% en 2023 a 60% en 2024, acercándose a niveles históricos.
Para cumplir la Regla Fiscal, de acuerdo con el CARF, en 2025 el gobierno tendrá que recortar el presupuesto en más de $40 billones, además de los $12 billones que ya recortó por cuenta del hundimiento de la reforma tributaria contenida en la “Ley de financiamiento”.
Un sistema tributario agotado
Colombia ha abordado su déficit recurriendo a tres fórmulas tradicionales: aumento de impuestos indirectos, reducción del gasto público y mayor endeudamiento.
El gobierno de Petro ha aplicado las tres estrategias y continuará por esta vía en 2025, con Armando Benedetti como su principal negociador en el Congreso para tramitar la nueva reforma tributaria y ejecutar recortes en sectores como los aplicados en Prosperidad Social, ICETEX o el sector agropecuario.
El país perdió la oportunidad de establecer una hoja de ruta para cambiar el modelo económico y enfrentar la crisis estructural. No se avanzó en reformas fiscales que garanticen la sostenibilidad de las cuentas públicas, ni en políticas productivas insinuadas en el Plan Nacional de Desarrollo.
El sistema tributario colombiano está desgastado, agotado y altamente erosionado. Como afirma Jairo Villabona, Colombia es el país de Latinoamérica con mayores privilegios tributarios (7,4% del PIB, cuando el promedio en la región es de 4,3%), pues tiene más de 294. Si no se hace una reforma estructural, todos los gobiernos van a tener que seguir haciendo reformas recaudatorias cada dos años.
Además, Colombia pierde anualmente cerca de $100 billones por evasión fiscal, $50 billones por corrupción y $36 billones por contrabando, según la DIAN. Controlar apenas el 10% de estos recursos evitaría la necesidad de reformas tributarias recurrentes.
Sin cambios profundos, el país seguirá atrapado en un modelo que agrava sus problemas estructurales profundiza la crisis económica y limita su desarrollo a largo plazo.