Ecopetrol, patrimonio y esfuerzo de los colombianos, enfrenta la tormenta de la transición energética irresponsable

Sep 18, 2024Petróleo, Temas

Ex dirigente de la USO y ex diputado de Santander
Los trabajadores petroleros y su organización sindical, la Unión Sindical Obrera (USO), han escrito con sangre, sudor y lágrimas, las páginas gloriosas de su historia centenaria y sus grandes conquistas para Colombia, la clase obrera y las comunidades. Uno de los logros más emblemáticos ha sido la creación de la Empresa Colombiana de Petróleos, ECOPETROL, […]

Los trabajadores petroleros y su organización sindical, la Unión Sindical Obrera (USO), han escrito con sangre, sudor y lágrimas, las páginas gloriosas de su historia centenaria y sus grandes conquistas para Colombia, la clase obrera y las comunidades. Uno de los logros más emblemáticos ha sido la creación de la Empresa Colombiana de Petróleos, ECOPETROL, el patrimonio público más apreciado de la nación.

Defender la subsistencia de ECOPETROL también le ha costado a los trabajadores inmensos sacrificios. Cuatro huelgas, innumerables paros, grandes movilizaciones, muchas denuncias y protestas, e incontables horas de trabajo han derivado en que Ecopetrol sea la primera y más importante empresa de Colombia, la cuarta empresa petrolera de América Latina, ubicada entre las veinte empresas petroleras del mundo y la 313ª empresa pública más grande del mundo, logros configurados en 73 años de existencia.

Ecopetrol, por sus actividades industriales de exploración, producción, refinación, petroquímica, transporte, investigación y tecnología desarrollada en el país y en el exterior, obtiene ingresos por $143,1 billones anuales que representan el 9% del PIB nacional de hoy. De su dinámica económica, Ecopetrol transfiere al tesoro nacional $22 billones en dividendos, $26 billones por impuestos y $10 billones en regalías, sumando $58 billones que significan el 40,5% de sus ingresos y representan el 11% del presupuesto general de la nación.

Ecopetrol, en conjunto con otras empresas de la industria petrolera, genera 128,000 puestos de trabajo a nivel nacional. Los salarios y prestaciones sociales reconocidos en la industria circulan en la demanda interna. Además, se produce un impacto igual en la economía nacional a través de los bienes y servicios directos e indirectos que contratan o prestan las empresas por la demanda diversificada de la industria de los hidrocarburos. Esto se manifiesta en todas las actividades económicas del país, sean estas industriales, comerciales, financieras, de bienes y servicios, sociales o ambientales.

No hay hoy, ni lo habrá en por lo menos los próximos 50 años, como lo expresó el presidente de la USO, César Loza, “una actividad económica con la capacidad de generar la diversificación industrial y el impacto económico que produce la industria petrolera”. Partiendo de la realidad de que Colombia tiene petróleo y puede obtener más si lo busca explorando en las 23 cuencas sedimentarias que registra la página web de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, ANH. El gobierno de Petro comete una torpeza mayúscula al suspender la firma de nuevos contratos de exploración y recortar la inversión en el mantenimiento de los campos existentes. Estas equivocaciones conducen a perder el autoabastecimiento y a terminar importando combustibles, con seguridad de Estados Unidos, como ya ocurre con el gas natural y el deficit de gasolina y naftas, con un grave impacto para las deficitarias finanzas del país.

Lo anterior en sintonía con los desafíos del cambio climático que causa la emisión de los gases de efecto invernadero (GEI) a nivel global, por la combustión de hidrocarburos, carbón, leña, la deforestación, las distintas actividades de ganaderías y otras actividades antrópicas. Sin duda, el país debe adoptar una política de transición energética soberan y responsable, en la que primen sus necesidades e intereses nacionales, sin que con ello se desconozca que convivimos con otras naciones y sus pueblos en el mismo globo terrenal.

Colombia tiene que mejorar la calidad de los combustibles y demás derivados que producen sus refinerías, así como el parque industrial y automotor que los consume y seguirá consumiendo en buena parte de este siglo. También debe mejorar asuntos relativos a actividades de exploración y producción de hidrocarburos con sólidos mecanismos ambientales, que hagan sostenible la explotación para garantizar la soberanía energética nacional y la preservación y conservación de los ecosistemas.

Todo lo anterior para que Ecopetrol y las empresas petroleras que operan en el país, al igual que las empresas de generación de energías alternativas, consoliden un plan estratégico de mediano y largo plazo conducente a un necesario equilibrio en el uso racional de los recursos naturales renovables y no renovables de que dispone la nación. Este plan de la industria de los hidrocarburos con las de las energías alternativas se complementan, para así dar un salto de calidad y cantidad hacia la prosperidad y la soberanía energética de la nación.

Se sabe que, sin la industria petrolera y Ecopetrol, no es posible llevar a cabo una transición o tener una matriz energética que ayude eficazmente a un mejor sistema ambiental mañana. Sin embargo, es paradójico que estemos hoy en el dilema del “prisionero”, donde cualquier solución parece condenar al país, cuando se escucha al presidente Gustavo Petro manifestar que el petróleo es el enemigo, que es un veneno que toca acabar pronto y convertir a Ecopetrol en otra empresa de energías “limpias”. Cuando lo sensato por el bien de las finanzas del país y el bienestar de su población, es deponer su ideología y populismo ambiental para hacer lo que están haciendo todos los gobernantes de los países petroleros del mundo, explotar esta fuente energética y petroquímica. ¿Será mucho pedir sensatez al gobierno nacional ante semejante panorama?

Ecopetrol, los trabajadores, la organización sindical y los colombianos no pueden dejar que el gobierno, haga con la Empresa lo que quiera, toca librar nuevas batallas para mantenerla como un patrimonio y esfuerzo de los colombianos. Porque de no defenderla hoy, el huracán de una transición energética mal ejecutada, borrará para siempre todo rastro de la gran empresa que jamás haya tenido el país. La hora le impondrá nuevamente a los trabajadores petroleros y sus organizaciones sindicales, encabezadas por la USO, el papel histórico de luchar como sus antepasados y sin doblegarse ante intereses antinacionales y antipopulares, salvaguardar la soberanía energética del país, incluida una transición autónoma y responsable.