“Colombia va muy bien”, aseguró Alfredo Saade, jefe de gabinete de Petro, en una entrevista en Caracol Radio. Su elogio al presidente contrasta con encuestas que reflejan desaprobación mayoritaria y con una realidad marcada por corrupción, promesas incumplidas, hambre y pobreza. Tres años después, la promesa del “cambio” luce como un fracaso evidente.
Alfredo Saade llegó pisando fuerte al Gobierno Nacional, hasta el punto de que el presidente Petro lo ubicó como Jefe de Gabinete, por encima de Armando Benedetti, es decir, llegó al cargo que mueve los hilos del “Poder Presidencial”. Es quien pone y quita en el Gobierno. Saade es “el representante de Petro en la Tierra”, ya que él se considera el “salvador” y Saade, sería su pastor. Pero Saade no llega a esa posición de manera gratuita, ya que alcanzar un cargo de esa categoría en este Gobierno no se logra por capacidad, estudios, méritos o experiencia, sino por el conocimiento sobre lo que pueda comprometer al Gobierno, o saber hablarle al oído al Presidente.
En una especie de balance de los tres años de “Desgobierno de Petro”, en una extensa entrevista en Caracol Radio, el 5 de este mes, Saade dijo que “Colombia va muy bien… Yo quisiera ver al presidente Petro 20 años en el Gobierno”. Esas declaraciones hacen parte de su función de halagar al Presidente, pues entre ellos está el pregonar a voz en cuello en cualquier recinto o evento donde se encuentre: “Reelección, reelección…”, así esta no tenga eco ni en las filas de algunos petristas pura sangre, como Carlos Carrillo, quien no está muy lejos de la naturaleza y característica de Saade; personajes de los cuales tiene muchos este Gobierno.
Es normal que los funcionarios del Gobierno Nacional pregonen que el balance de gestión es muy bueno, lo cual los aparta de un análisis objetivo y autocrítico, propio de lo que sería una izquierda democrática, puesto que la percepción social dice todo lo contrario. La población sigue padeciendo los efectos de la implementación del modelo neoliberal, la no renegociación del TLC, la sujeción de la economía a las imposiciones del FMI y la banca multilateral, el apego al decálogo de la OCDE, la cesión de bases militares en Leticia e Isla Gorgona, la sumisión al Comando Sur, su permanencia en la OTAN y la aceptación de las instrucciones de los altos funcionarios de EEUU, son decisiones que afectan al pueblo y convierten al presidente Petro en un cipayo de EEUU.
Pero la tragedia se profundiza con: la participación de altos funcionarios en actos de corrupción, los escándalos en el Gobierno, la inseguridad y violencia que echan por la borda a la “Potencia mundial de la vida”, el fracaso de su Paz Total, las promesas incumplidas, el recorte del presupuesto, el fracaso del modelo de salud del Magisterio que le quiere imponer a toda la población, la desnutrición, el hambre, la miseria y la pobreza del 30 % de los colombianos, la informalidad del 60 % de los habitantes en capacidad de trabajar y el empleo por cuenta propia, con los cuales disfraza el desempleo, el escaso fomento a la producción, el aumento de los costos de los combustibles, el aniquilamiento de Ecopetrol y ser uno de los gobiernos más alcabaleros, entre otros, refuerzan la percepción de un Gobierno que va por mal camino.
La última encuesta Invamer del 6 de este mes indicó que la desaprobación de su gestión es del 58 % y la aprueba el 37 %; el 60 % considera que el futuro del país con el presidente Petro no es alentador. El 64,4 % aseguró que Colombia no va por buen camino. Para el 35 % hay más corrupción. El 65,5 % está en desacuerdo con que el jefe de Estado utilice su cuenta de X para hacer anuncios gubernamentales. ¡En su tercer año, el Cambio de Petro es un fracaso!
